Argentina y Estados Unidos son dos de los pocos países donde todavía se permite el uso de la hormona recombinante del crecimiento bovino, rBGH.
La agresiva promoción que Monsanto realiza de sus productos biotecnológicos, desde la hormona recombinante del crecimiento bovino (rBGH) a la soja “Roundup Ready” y sus variedades de algodón resistentes a los insectos, resulta a ojos de cualquier observador como una continuación de sus largas décadas de prácticas éticamente discutibles.
Más tarde, cientificos canadienses (en 1998) descubrieron que las vacas tratadas con rBGH sufren mastitis, infertilidad y agotamiento. Incluso Monsanto reconoció que las vacas inyectadas con rBGH “pueden sufrir en mayor medida estos efectos”, además de ovarios quísticos, trastornos uterinos y digestivos y úlceras (por lo cual la leche es bombardeada con antibióticos).
La Hormona Recombinante de Crecimiento Bovino (rBGH, según las siglas en inglés, también conocida como Bovine Somatrotopin o BST), es una copia obtenida por ingeniería genética de una hormona que producen naturalmente las vacas.
Múltiples estudios realizados en todo el mundo, muchos de los cuales fueron llevados a la justicia donde investigadores independientes derrotaron a Monsanto, hallaron que la Hormona de Crecimiento Bovino ocasiona niveles de IGF-1 en extremo superiores al rango normal, influyendo directamente en el desarrollo de tumores.
Fuente: Ecoportal