Una red conformada por 35 laboratorios de diferentes partes del país analiza desde 2021 muestras de flores, aceite, resina o cualquier elaboración a base de cannabis para determinar la cantidad de cannabinoides (compuesto de la planta) a fin de garantizar la calidad de estos productos con fines terapéuticos, un servicio que puede ser requerido tanto por organizaciones como por particulares y cuya demanda está en constante crecimiento.
El uso de cannabis con fines terapéuticos copó la agenda social al punto de que obligó a los laboratorios a unirse con un fin común: el estudio de la caracterización del producto para garantizar calidad en la reproducción.
Así como está vigente Registro del Programa Cannabis (Reprocan), una base de datos diseñada para poder registrar a aquellas personas que cuenten con las condiciones para acceder a un cultivo controlado de la planta con indicación médica en base a evidencia científica, toma fuerza la Red de Cannabis de Uso Medicinal e Industrial (Racme) dependiente del Conicet.
Semanas atrás se llevó a cabo una reunión virtual de la Racme, de la cual participaron más de 80 miembros y entre los puntos destacados estuvo la difusión del listado de laboratorios que analizan productos de cannabis, un trabajo que viene desde el año 2021.
Principalmente, se estudian cannabinoides, teniendo en cuenta que actúan como neurotransmisores que envían mensajes químicos entre las células nerviosas.
“Todos los que trabajen con el tema de cannabis pueden integrar la Red – actualmente, son 35 las instituciones que la integran -. El trabajo se divide por comisiones, entonces nos juntamos para hablar cada uno de su tema, dada la amplitud de la agenda; hay una comisión de producción, una de analítica y ciencia básica, una de legales, ciencias sociales y veterinaria”, explicó en diálogo con Télam-Confiar, Eleonora Elhalem, del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), en nombre de la Comisión de Investigación Básica y de Calidad.
En esa línea, informó sobre los servicios que prestan los lugares de análisis: “Con esta información en la nube, los laboratorios pueden mantener actualizado sus datos e incluir los nuevos servicios que brindan. Sugerimos que se programe un recordatorio desde la Racme para la actualización de los datos de la base”.
Consultada sobre qué miden aclaró que “las muestras pueden ser muy distintas” como flores, aceite, resina o bien, un producto terminado.
“Esencialmente lo que se mide es cannabinoides como THC, THCA, CBD, SBDA, o sea, las formas neutras y las formas ácidas de esos dos que son los principales; pero también se miden otros cannabinoides minoritarios como CBG, CBN, cannabivarina, depende lo que tenga el laboratorio para medir”.
Además, desde el Inti, se está organizando el primer Ensayo Interlaboratorio del país “Ensayo de aptitud en cannabinoides 2023”, cuya organización está a cargo del Servicio Argentino de Interlaboratorios (SAI) del INTI.
“Se realizará esta primera edición con soluciones de CBD y THC (matriz simple), solicitando a los laboratorios la identificación cualitativa y cuantificación por cromatografía. La participación en ensayos de aptitud constituye una herramienta que poseen los laboratorios para demostrar la validez de sus resultados”, destacó.
La experiencia de la Universidad Nacional del Centro
Uno de los laboratorios que integra la Racme funciona en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen), en Olavarría, siendo de doble dependencia, tanto de la Unicen como el Conicet.
El docente e investigador del laboratorio, Gastón Barreto, dio detalles respecto a la información que procesan, no sin antes destacar la importancia de continuar apostando a la investigación.
“Es clave que los laboratorios estén activos acompañando una agenda que surge de una demanda social. No es una agenda de Conicet, ni de Racme, ni las universidades, sino que todo eso se creó debido a cómo la sociedad y las asociaciones civiles avanzaron en este reclamo de ordenar todo esto que sucede con el cannabis como una herramienta terapéutica. Y una forma de ordenar es conocer para generar previsibilidad y que la gente pueda sostener los tratamientos terapéuticos. Insisto, no en la individualidad, sino en las organizaciones. En ese escenario me parece importantísimo la pata de la caracterización química”, reflexionó.
Y, en esa línea, describió el trabajo en el marco de la Racme: “De alguna manera el Inti está tomando la bandera de eso y está generando un escenario de intercambio interlaboratorio, además de generar los estándares, nos han mandado los estándares que generaron gratuitamente para que los conozcamos, para que los probemos, y les hagamos una devolución. Lo que está organizando ahora es un escenario de análisis interlaboratorio, donde ellos van a mandar una muestra, y todos los laboratorios van a analizar para chequear la consistencia en el resultado, eso es lo que nos está haciendo falta, está habiendo bastante dispersión, o algo de dispersión, entendemos, entre los laboratorios, es necesario corregirlo”.
“Somos un laboratorio de una universidad pública y estamos analizando cannabis desde el año 2017, con los recursos que vamos teniendo. Pero en general, lo que está instalado acá está formalizado a través del área de vinculación de la universidad como un servicio a terceros. Y también como un servicio tecnológico de alto nivel teniendo en cuenta que es de doble dependencia”, sostuvo.
“Un servicio es la determinación de cannabinoides, donde determinamos tres componentes: cannabinol, cannabidiol y tetrahidrocannabinol. Lo hacemos sobre flores (que últimamente hemos hecho bastante), sobre aceite, resinas, pinturas y, eventualmente, también hemos hecho alguna crema”, enumeró Barreto.
“También estudiamos terpenos (compuestos aromáticos) de cannabis. Analizamos cuatro terpenos: Irfenol, Inalol, Limoneno y Veltacariofileno. Además de ver el perfil completo cualitativo, de poder decirle a la gente cuáles son los responsables del aroma, le decimos cuánto hay de esos cuatro. Estamos a la espera de que llegue, supuestamente en diez días, un estándar que nos va a permitir analizar 19 de estos terpenos, además de los tres cannabinoides que comenté”, describió.
La logística para el procesamiento y determinación química es la siguiente: primero obtener los estándares que, por lo general, son importados y cuyo valor ronda los dos mil dólares. A modo de ejemplo, Barreto explicó “pasa con cualquier sustancia química, si queremos determinar un contenido de azúcar en una bebida, hay que comprar un estándar químico de ese azúcar que queremos determinar, y lo comprarás a una empresa proveedora de estándares, donde te asegura la calidad y la pureza de ese compuesto químico”.
Finalmente, el investigador recordó que en este laboratorio “no hacemos producción, todo está enfocado en investigación y desarrollo”.
POR GRISELDA ACUÑA – RED ARGENTINA DE PERIODISMO CIENTÍFICO