Especialistas del Hospital de Clínicas de la UBA advierten sobre el impacto del calor sobre la salud y por qué hay que tener especial cuidado con niños y adultos mayores.
Las elevadas temperaturas ambientales afectan la vida de las personas, por eso durante el día, el organismo pierde agua de distintas formas: a través de la respiración, la transpiración y la orina. “Esta pérdida de líquido aumenta con la actividad física y con las altas temperaturas. Para que el cuerpo funcione correctamente, se debe reponer la pérdida, a partir del consumo de líquidos” comenta el Dr. Damian Zopatti, médico clínico del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 111.505).
La temperatura corporal adecuada para mantener las funciones celulares y fisiológicas es de aproximadamente 37°C oscilando en un pequeño rango de normalidad. El incremento de la misma por períodos prolongados se manifiesta con facilidad alterando el normal funcionamiento celular. “Al permanecer en un medio ambiente con temperaturas elevadas y sobre todo por tiempo prolongado (días sucesivos de alta temperatura) el cuerpo tiende a hacerse similar con el entorno pudiendo elevar su temperatura interna si no se adoptan medidas preventivas. El principal mecanismo de adaptación al calor es la sudoración lo cual trae como consecuencia pérdida de líquidos” comenta Zopatti.
“El agua es fuente de vida y es esencial para la hidratación de nuestro cuerpo. Representa el 70% del peso de nuestro cuerpo y es un componente esencial, ya que colabora en las funciones de todo el organismo: transporta nutrientes y oxígeno a sus células, regula la temperatura corporal, participa en la eliminación de sustancias tóxicas, colabora en regularizar el tránsito intestinal, entre otras actividades” sostiene el clínico.
“Tenemos que tener especial atención en la hidratación de bebés y niños, como así también de los adultos mayores y las personas más vulnerables como, por ejemplo, los residentes de geriátricos y las personas con alguna dificultad para la comunicación, ya sea por enfermedades neurológicas o psiquiátricas, que no puedan expresar la sed o alejarse del ambiente caliente por sus propios medios” dice Zopatti.
Según el especialista, se recomienda consumir a lo largo del día al menos 2 litros u 8 vasos de agua potable. Tomar agua tiene que ser un hábito. Para algunos es sencillo y para otros es difícil llegar a la cantidad recomendada. Para estos últimos, la recomendación es elegir determinados momentos del día para que funcionen como recordatorio: al levantarse, al llegar al trabajo, en el almuerzo o la cena, al llegar a casa y antes de dormir, entre otros. Además, funciona llevar siempre una botella cargada con agua.
Teniendo en cuenta que la mayoría de las plazas son de cemento, conviene buscar lugares que sean frescos, espacios verdes donde corre brisa o viento. Si se decide hacer actividad física, el entrenamiento debe incrementarse en forma progresiva: primero se aumenta la frecuencia semanal, luego el volumen y finalmente, la intensidad. Se recomienda hacer actividad física por la mañana temprano o por la tarde, luego de la caída del sol.
No hay olvidar hidratarse al exponerse a altas temperaturas como también antes, durante y después de realizar ejercicio físico, ya que cuando el cuerpo se moviliza, se pierde más agua independientemente de la intensidad de la actividad. Existe una gran variedad de bebidas: agua, infusiones (como té, café, mate), jugos de fruta, lácteos, gaseosas, entre otros. El agua es el hidratante por excelencia; el más sano y más natural. Al momento de ingerir líquidos es preferible optar por agua y en caso de ingerir jugos o gaseosas, optar por los que no contienen azúcar.
Por eso, el clínico, hace esta serie de recomendaciones:
- No se recomienda reponer las pérdidas de líquidos corporales con bebidas azucaradas o con alcohol ya que estas pueden generar más calor corporal y ser contraproducentes.
- Las viviendas deben permanecer ventiladas pudiendo dejar abiertas dos ventanas contrapuestas que permitan la circulación de aire. El uso de climatizadores de aire (aires acondicionados) también es una forma de prevención del golpe de calor.
- La ropa adecuada a utilizar los días de calor incluye indumentarias livianas, de algodón porque ayudan a absorber la transpiración y de colores claros, que ayudan a refractar los rayos de sol. El uso de gorras livianas y anteojos de sol también ayuda.
- Se recomienda que las actividades diarias fuera del domicilio deben ser realizadas en las horas de menor exposición solar (entre las 11 de la mañana y las 16 horas es la franja horaria que debería evitarse). De igual forma se debe evitar la actividad física en esos horarios.
- Ante un caso de golpe de calor, y siempre que la persona se encuentre despierta y lúcida, se le debe ofrecer agua además de colocarla en un espacio ventilado y lejos de los rayos del sol. Tomar una ducha utilizando agua templada hasta fresca puede ayudar a la recuperación.En casos de somnolencia, vómitos o cualquier estado de alteración de la conciencia evitar dar de beber. En estos casos se debe recurrir a un centro médico.