Para combatir las noticias falsas, el gigante social limitó el alcance de las publicaciones de los medios de comunicación en la red. Sin embargo, intentó apoyarse en las corporaciones periodísticas para difundir su versión sobre el escándalo con Cambridge Analytica.
Tras el escándalo por el uso indebido de datos de perfiles de usuarios de Facebook por parte de la consultora británica Cambridge Analytica en la campaña presidencial de Donald Trump y la decisión de la red social de dejar de priorizar el contenido publicado por los medios de comunicación, se pone en relieve la pérdida de credibilidad de las redes y, en contrapartida, aumenta la de los medios como fuentes confiables de información.
¿Qué ocurrió?
Hace poco más de 3 meses Facebook anunció un cambio en su algoritmo de publicación que produjo un profundo impacto en los publishers de todo el mundo.
El resultado de esta modificación implica la priorización de las publicaciones de familiares y amigos de los usuarios y reduce drásticamente la visualización de las noticias producidas por los medios de comunicación en los timelines de la gente.
Esto supone un fuerte impacto dado que perjudica, por un lado, la instalación de marca de los medios y, por otro, reduce el tráfico a los sitios noticiosos proveniente de la red con más seguidores del planeta.
De acuerdo a lo declarado por Facebook, el objetivo de esta medida fue combatir las noticias falsas que inundaron la red durante los últimos años para brindar una (supuesta) mejor calidad de contenidos a sus usuarios. Sin embargo la razón que se podría intuir es que la red comandada por Mark Zuckerberg quiere mantener a los usuarios dentro de su ecosistema y cobrarle a los medios los anuncios para maximizar su modelo de negocios basado en la publicidad dentro de la red.
La caída en desgracia
Todo iba bien hasta que el escándalo de Cambridge Analytica, publicado por The New York Times y The Guardian, sacudió los mismos cimientos del gigante social.
La semana pasada la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos abrió una investigación sobre cómo la consultora Cambridge Analytica, que trabajó para la campaña presidencial de Donald Trump, accedió a datos de aproximadamente 50 millones de usuarios de Facebook, según The Wall Street Journal.
Como consecuencia de esto, las acciones de Facebook también perdieron alrededor del 12% de su valor desde que se publicaron las primeras historias sobre el escándalo.
La paradoja
En un estudio conducido por el sitio especializado Statista, el 17% de los encuestados estuvo de acuerdo en que los sitios de redes sociales deberían ser los más responsables de garantizar que las personas no estén expuestas a noticias falsas. Sin embargo, una parte mayor creía que era deber de los lectores detener la difusión de esta información falsa. Con el 14% de las personas que admiten haber compartido deliberadamente una historia de noticias políticas falsas en línea, está claro que estas noticias falsas seguirán ganando terreno siempre y cuando la gente esté dispuesta a compartirlas en línea.
La trascendental decisión de cambiar el algoritmo de publicación, para supuestamente combatir las noticias falsas, pasó por alto el dato más relevante: son los medios de comunicación los únicos que pueden garantizar la publicación de información veraz, dado que se apoyan en un riguroso sistema de reaseguros y chequeos para entregar contenido verdadero.