El cáncer de mama es más frecuente en la mujer. Actualmente en Argentina se detectan 19.000 nuevos casos por año. Para el 2020 se estima que habrá un incremento del 20%. Se sabe que 1 de cada 8 mujeres que haya alcanzado la edad de 80 años, habrá desarrollado la enfermedad en algún momento de su vida. Pero lo más importante es que hoy sabemos que, detectado en estadíos iniciales, es curable en más del 95% de los casos.
“Cuando el diagnóstico es precoz, es decir, cuando encontramos un nódulo por mamografía o ecografía, o uno muy pequeño al tacto, las posibilidades de que alguna célula comprometa ganglios axilares es muy baja, por lo tanto el tratamiento quirúrgico y eventualmente sistémico es altamente eficaz y la tasa de curabilidad supera el 90%”, menciona el Dr. Eduardo González, presidente de la Sociedad Argentina de Mastología y agrega: “La mamografía es por excelencia el método de diagnóstico más importante para la pesquisa de la enfermedad. Para el control de las mamas con implantes se agrega una técnica especial llamada ‘de Eklund’. La ecografía y la resonancia magnética nuclear pueden solicitarse como complemento de detección según los antecedentes de la paciente y el criterio del médico especialista”.
Para arribar a un diagnóstico temprano, es el Mastólogo quien, luego de haber realizado la evaluación clínica y conocer los antecedentes de la paciente, definirá qué estudios adicionales se requieren. “En el caso de mujeres con ‘mamas densas’, esto ocurre cuando los senos están compuestos casi en su totalidad por tejido fibroglandular y muy poco tejido adiposo, la sensibilidad de la mamografía disminuye y puede ocultar el tumor, dado que en las imágenes las lesiones mamarias son blancas al igual que el tejido denso. Es por ello que se recomienda en estos casos efectuar además una ecografía. Si la paciente tiene alto riesgo de cáncer de mama, el suplemento deberá realizarse con resonancia magnética nuclear”, destaca el especialista en diagnóstico por imágenes Dr. Daniel Lehrer, también miembro de la SAM y agrega: “Se debe tomar en cuenta que la ‘mama densa’ es un factor de riesgo que aumenta las posibilidades de desarrollar cáncer de mama”.
Si bien en el cáncer de mama el factor de riesgo más relevante e inevitable es “cumplir años y ser mujer”, otro factor a tener en cuenta es el genético. Sobre este punto, en el último año, han habido importantes mejoras gracias a diversos estudios llevados adelante a más de diez mil pacientes en diferentes modalidades de tratamiento. “Los últimos avances en materia de cáncer de mama han profundizado la tendencia a individualizar los tratamientos para que cada paciente pueda obtener una terapia 100% personalizada, en función de las características especificas de su cáncer. Se estima que un 70% de ellas podría evitar la quimioterapia y sus efectos nocivos a través de pruebas genéticas”, comenta el Dr. González.
En prevención, el autoexamen mamario es una de las técnicas más difundidas y tiene la ventaja de que las mujeres pueden realizarlo solas en la comodidad de su hogar y estar atentas a cualquier cambio de color o anomalía en la piel. Sin embargo, “en ningún caso reemplaza la consulta con el especialista y es discutible su alcance como método de detección precoz, ya que si hablamos de diagnóstico temprano nos referimos a encontrar aquello que aún no se puede ver ni palpar”, concluye el presidente de la SAM.
En pacientes con exámenes clínicos normales y sin antecedentes familiares de cáncer de mama, la Sociedad Argentina de Mastología recomienda una primera mamografía de base a los 35 años, y luego, a partir de los 40, un estudio de forma anual. En pacientes con antecedentes familiares directos, (madre o hermana) se recomienda realizar la primera mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano. Por lo general, es a los 30 años.
Fuente: MPR Comunicación