Paleontólogos argentinos encontraron restos de un pez depredador que convivió con los dinosaurios y superaba los seis metros de longitud. Los fósiles de este animal carnívoro de dientes puntiagudos y apariencia temeraria fueron hallados en inmediaciones del lago Colhué Huapial, al sur de la provincia de Chubut.
Investigadores del Laboratorio de Anatomía Comparada (LACEV) del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), del CONICET y de la Fundación Azara participaron del estudio de este pez gigante que nadó por los mares de la Patagonia a fines del Cretácico, cuando la temperatura era allí mucho más templada que en la actualidad.
El espécimen descubierto pertenece al género Xiphactinus, el cual se encuentra entre los peces depredadores de mayor tamaño que existieron en la historia de la Tierra. Su cuerpo era notablemente estilizado y culminaba en una enorme cabeza de grandes mandíbulas y dientes filosos como agujas, de varios centímetros de largo.
La autora principal de esta investigación, Julieta de Pasqua, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “es el primer ejemplar de esta especie que se ha encontrado en la Argentina; pudimos estudiar el cráneo, más específicamente la boca, y también una vértebra de este animal”.
Con unos seis metros de longitud, este animal poseía dimensiones dignas de los relatos de la película Big Fish. Aunque, en este caso, no se trata de un mito ni de una fantasía. En tanto, su hallazgo tuvo una característica particular.
Fue colectado hace más de 70 años al sur de Chubut y sus restos quedaron resguardados en las colecciones del Museo Argentino de Ciencias Naturales, pero sin haber sido estudiados. En 2020, al publicarse esta investigación, de alguna forma, este gran pez fue descubierto por segunda vez.
El doctor Federico Agnolin, investigador del MACN, del CONICET y de la Fundación Azara, contó que “a fines del Cretácico, la Patagonia argentina era muy diferente: la cordillera de los Andes aún no había emergido y una gran parte del Océano Atlántico invadía las provincias de Mendoza, Rio Negro, Chubut y parte de Santa Cruz; en este marco, la fauna era muy distinta a la que vemos hoy en día”.
“Las aguas de ese antiguo mar, conocido como “Mas de Kawas”, eran mucho más templadas y había una gran variedad de peces, de invertebrados marinos como los corales y, también, había reptiles marinos del grupo de los plesiosaurios y mosasaurios, entre otros”, indicó Agnolin. Y agregó: “Con este estudio, ahora sabemos que también había un pez carnívoro de dimensiones descomunales”.
Estos peces gigantescos se caracterizaban por tener un cráneo muy extraño plagado de dientes puntiagudos. “Eran animales profundamente carnívoros y parece que el cráneo formaba una especie de tubo suctor con el cual podía capturar a sus presas por la forma de la cabeza”, agregó el paleontólogo.
El nombre científico de este género fósil es Xiphactinus y, en Norteamérica, por la forma de sus cabezas, también son conocidos como peces bulldog. “Hay registros de estos peces gigantes carnívoros en otras partes del mundo; incluso, hay esqueletos completos, algunos de los cuales hasta preservan el contenido estomacal”, precisó Julieta de Pasqua.
Solo había registros de Xiphactinus en el Hemisferio Norte, pero, hace pocos años, se encontró un ejemplar en Venezuela y, ahora, se suma este nuevo espécimen en el sur de Argentina.
“Con este nuevo estudio, sabemos que este animal tenía una distribución mucho más amplia de lo que se creía anteriormente; ahora, tenemos conocimiento de que estos peces bulldog se distribuían en gran parte de los mares del mundo e incluso en nuestra Patagonia”, aseveró Agnolin.
Este estudio, del cual también participó el investigador Sergio Bogan de la Fundación Azara, fue publicado recientemente en la revista científica Alcheringa: An Australasian Journal of Palaeontology con el título “First record of the ichthyodectiform fish Xiphactinus (Teleostei) from Patagonia, Argentina”.
Los Xiphactinus tenían un cuerpo hidrodinámico y estilizado. La ilustración de este ejemplar hallado en la Patagonia fue realizada por el becario del CONICET Sebastián Rozadilla (ver galería de imágenes). En las fotografías, puede observarse un fragmento del maxilar con los alvéolos donde estaban ubicados los dientes del pez.