Así percibe el tiempo el cerebro

Nuestra percepción del tiempo cambiaría en función de nuestras experiencias, como así sugiere un nuevo trabajo llevado a cabo por los mismos investigadores que en 2014 recibieron el Premio Nobel por descubrir la red de posicionamiento espacial del cerebro.

Se trata de un conjunto de células que forman una especie de sistema de coordenadas que nos permite tener la noción de nuestra posición en el espacio.

Ya tenemos, por tanto, bastante información sobre el procesamiento del espacio. ¿Existirá un sistema similar en nuestro cerebro para conocer el tiempo? Esta es la pregunta que se hicieron el matrimonio Moser y su alumno Albert Tsao, doctorando en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, cuando en el año 2007 centraron sus esfuerzos en estudiar otro grupo de células de la corteza entorrinal próximas a las que conforman el sistema de posicionamiento espacial.

Sin embargo sus esfuerzos fueron fallidos, ya que las células estudiadas no parecían seguir la misma organización en red ni tenían un patrón fijo de comportamiento. “La señal cambiaba todo el rato”, explica E. Moser.


El equipo de investigadores acaba de publicar los resultados de sus trabajos en la revista Nature, y describen una especie de ‘reloj neuronal’ que registra el tiempo asociado a cada una de las experiencias que vivimos. “Nuestro estudio revela que el cerebro percibe el tiempo como una experiencia más”, explica Tsao. “Es decir, la red no codifica específicamente para el tiempo, sino que mide más bien un tiempo subjetivo derivado del flujo continuo de la experiencia”.


Esto podría explicar, tal vez, por qué en función de lo que estemos haciendo o lo que nos pase, el mismo intervalo de tiempo se nos puede pasar volando o bien parecernos eterno.

“La actividad de estas redes neuronales está tan distribuida que el propio mecanismo subyace en la conectividad cambiante dentro de las redes. El hecho de que esta se pueda moldear en varios patrones únicos sugiere un elevado nivel de plasticidad”, afirma Moser.

Fuente: Muy Interesante