Cada 11 de abril se celebra la Semana del Parkinson: conozcamos un poco más…

En la semana de esta enfermedad neurodegenerativa, el doctor Juan Esteban Ferrario, especialista en el tema, explicó las bases de esta enfermedad y dio a conocer detalles de sus líneas de investigación: una “llave” que podría ser la clave para reducir los efectos secundarios de los tratamientos actuales.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo que impacta en el sistema nervioso central. Suele ser más frecuente en adultos mayores a 65 años, aunque también afecta a jóvenes. Se estima que en el mundo la padecen 6.2 millones de personas, por lo que se la considera la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer.


 

En 1997, la OMS (Organización Mundial de la Salud) eligió el 11 de abril como el Día Mundial del Parkinson, fecha en que nació James Parkinson. Este reconocido neurólogo inglés, doscientos años atrás, describía la “parálisis agitante”.


 

“El cerebro se compone de distintas partes llamadas núcleos, formadas por neuronas que cumplen funciones diferentes. Según qué tipo de neuronas mueran, se harán notorias diferentes problemáticas. En el caso del Parkinson, muere un tipo de neuronas que produce dopamina y principalmente se evidencian problemas motores”, detalla Ferrario.

Lentitud, temblores y rigidez muscular son los principales síntomas motores del paciente con Parkinson. Así, se afecta la capacidad que tienen las personas para desarrollar sus actividades cotidianas como escribir, llevarse una cuchara a la boca o cepillarse los dientes, en otras palabras, todos los movimientos finos regulados por el cerebro.

Las investigaciones contra el Parkinson avanzan en todo el mundo y Argentina está tomando un papel importante. “El país tiene investigadores que trabajan competitivamente, lo que se ve reflejado en la calidad de publicaciones. Más de 30 años de desarrollo en ciencias básicas permiten pensar en desarrollos aplicables a humanos”, concluye.