Más de la mitad de la población mundial se ve afectada por esta estación. Si bien las alergias estacionales son uno de los grandes problemas, también aparece el cansancio primaveral.
La astenia primaveral, desconocida para muchos, produce gran cansancio y fatiga en quienes la sufren. Es un trastorno temporal caracterizado por la debilidad, común en poblaciones de entre 20 y 50 años, que afecta especialmente a las mujeres. Los principales síntomas son agotamiento -físico y mental- a través de la desmotivación o la ansiedad excesivas.
En ocasiones la astenia primaveral está relacionada con otras dolencias como infecciones, anemia, celiaquía, embarazo, trastornos del sueño o déficit de vitaminas. Si uno se nota muy flojo durante la primavera debe realizarse, en primer lugar, un análisis de sangre. Si no se observa una baja o alteración en los valores, se recomienda seguir una serie de pautas que reforzarán la barrera protectora y permitirán llegar al verano con la salud intacta.
Preparar el cuerpo para la primavera: consejos para reforzar las defensas
Esta estación puede tener un efecto positivo en el ánimo, aunque también puede afectar a nuestro cuerpo. Los cambios de temperatura y el aumento de polen en el aire pueden debilitar las defensas y aumentar las probabilidades de padecer alguna infección, resfriado o alergia.
• Actividad física: Una de las mejores opciones para subir las defensas y además aumentar la vitalidad del cuerpo es hacer ejercicio físico. El buen ambiente que se respira en el exterior puede ser un estímulo para practicar algún tipo de deporte al aire libre. Lo recomendable sería al menos 3 veces por semana durante 30 o 60 minutos. Sin duda, esto aumentará la energía y fortalecerá la salud.
• Alimentación balanceada: La alimentación es otro punto básico para tener en cuenta en la preparación frente a la nueva estación. Se trata de un aspecto muy importante a la hora de aumentar nuestras defensas o también debilitarlas. La falta de nutrientes como vitaminas o minerales puede ocasionar que las defensas caigan frente a ataques a nuestro organismo.
• Buen descanso: Tampoco hay que olvidarse de una actividad fundamental para nuestro organismo, el sueño. Dormir repara los daños celulares sufridos durante el día, por lo que el descanso nocturno ayudará a nuestro sistema inmune a recuperarse y aumentar sus fuerzas. Lo recomendable es seguir pautas correctas de sueño, evitar trasnochar demasiado y llevar un ritmo de sueño de entre 6 y 8 horas diarias.
• Evitar tabaco, alcohol, cafeína y azúcares, debido a que son debilitantes del sistema inmune. Se trata de sustancias inmunodepresoras que pueden comprometer nuestro bienestar sin motivo.
• Cuidado con el estrés: La ansiedad no es amiga del sistema inmune, por lo que debemos intentar mantener la calma, relativizar y no darle importancia a cualquier problema. Si la intervención nos causa cierto estrés, debemos hablar con el médico para que nos aclare todas las dudas y nos ayude a relajarnos.
• Tomar agua: Tener siempre a mano una botella de agua nos mantendrá hidratados y ayudaremos a nuestro cuerpo a que elimine las toxinas más rápido y lleve los nutrientes más rápido.