La enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la colitis pendiente de clasificar son llamadas en su conjunto Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Son procesos inflamatorios del intestino de causa desconocida y evolución crónica. La inflamación intestinal tiene tendencia a reactivarse en forma intermitente. Se combinan varios factores desencadenantes conocidos (genéticos y ambientales) y otros que se encuentran en investigación.

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Independientemente de la causa, el sistema inmune que normalmente nos defiende, comienza a agredir al intestino como si no reconociera algunas estructuras como propias (reacciones autoinmunes) generando fenómenos inflamatorios.

Tipos de EII

Las EII pueden manifestarse a cualquier edad, predominantemente en los adultos jóvenes (segunda y tercera década de la vida) afectando por igual a hombres y mujeres. En tanto que el comportamiento y la evolución de la EII es variable en las distintas personas.

La colitis ulcerosa afecta el intestino grueso (colon y recto) en su capa interna llamada “mucosa”. Se extiende desde el recto pudiendo comprometer todo el colon.

En cambio, la enfermedad de Crohn puede afectar cualquier tramo del aparato digestivo desde la boca hasta el ano, abarcando todas las capas de la pared. En el 10% de los casos los rasgos clínicos y patológicos se presentan superpuestos, no pudiéndose identificar cuál de las dos entidades presenta el paciente denominándose colitis pendiente de clasificar.

La EII cursa con úlceras en el intestino que en algunos casos son pequeñas, superficiales, y en otros de mayor profundidad y/o tamaño. Dichas úlceras suelen cicatrizar y reaparecer intermitentemente.  Los datos clínicos, junto con los estudios complementarios, definen el diagnóstico de la EII.

Síntomas y tratamiento

Los síntomas principales son diarrea, urgencia evacuatoria, sangrado, dolor abdominal  y pérdida de peso. Puede haber manifestaciones fuera del intestino siendo las más comunes las articulares y dermatológicas. En niños y adolescentes, puede existir retraso del crecimiento.

En el pasado, el manejo de la EII solo se basaba en el control de los síntomas. En la actualidad los avances del conocimiento científico han permitido evolucionar en los objetivos del tratamiento buscando prevenir las complicaciones (disminuir uso de corticoides, internaciones y cirugía) impactando en el curso natural de la enfermedad y mejorando la calidad de vida de los pacientes.

En los últimos años se dispone de nuevos tratamientos eficaces y seguros, y en el futuro se aprobarán otros fármacos que aún se encuentran en fase de investigación.