EN LA BOCA DEL LOBO 

Por Eduardo Rivas – Hace unos días escribíamos (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2020/11/03/ni-una-menos-pero-en-serio/) que el Municipio tiene un ‘Departamento de Políticas de Género’, que depende de la ‘Dirección de Políticas de Infancia, Género y Familia’, que es parte integrante de la ‘Subsecretaría de Inclusión Social y Abordajes Integrales’, que integra la ‘Secretaría de Desarrollo Humano y Promoción Social’ que acompaña al intendente municipal, pero ni Laura Breglia, Jefa del Departamento de Políticas de Género, ni Cristina Anfolisi, Directora de Políticas de Infancia, Género y Familia, ni Alejandra Castaño, Subsecretaria de Inclusión Social y Abordajes Integrales, ni Darío Raffo, Secretario de Desarrollo Humano y Promoción Social, ni el propio Intendente Municipal Osvaldo Cáffaro dijeron absolutamente nada respecto a la denuncia de abuso que presentara una empleada municipal contra un funcionario del propio Municipio, afirmación que generó una aireada, aunque tiempo después eliminada de las redes, reacción de la ocupante del escalón más bajo del escalafón mencionado, Laura Breglia, la Jefa del Departamento de Políticas de Género, en la que entre otras cosas mencionaba el trabajo, fantasma por cierto, que estaban desarrollando desde la dependencia que conduce y que llamativamente el Municipio no comunicó. 

Pero  en forma curiosa y coincidentemente con nuestro artículo el Departamento de Políticas de Genero inició una campaña sobre la otra pandemia, en referencia a la violencia de género. Son múltiples las denuncias que hemos recibido respecto a que la campaña en cuestión no es más que una puesta en escena, una más, del Municipio para hacer como que se hace algo. Cuando creíamos que ya nada más podíamos esperar, nos topamos con una realidad que si no fuera porque es tristemente cierta, parecería inverosímil. 

El pasado miércoles el Municipio informó, y sus medios de prensa propaladores reprodujeron al pie de la letra, que ‘En la jornada de hoy se visitaron las instalaciones de la Sociedad de la Comisión barrial de barrio Evita, la Sociedad de Fomento de barrio Capdepón y el barrio Protierra’, y aquí ya tenemos la primera curiosidad que nos hace pensar que quien escribe sobre Zárate conoce pocas cuadras alrededor del monumento a Leandro Alem y nada de Facebook, puesto que en la red social los vecinos del barrio presentan a su organización barrial como ‘Sociedad De Fomento Barrio Evita Protierra’. Y en el mismo texto comentan que entre los objetivos de la campaña está ‘también acompañar a las vecinas que sufren esta problemática’, lo que olvidaron contar es que además de acompañar a las víctimas, también se sientan a la mesa de los victimarios. 

Eso no lo dijeron ni María Laura Breglia ni Tania Caputo cuando brindaron declaraciones a Enlace Crítico que justo pasaba por el lugar y las entrevistó, porque imaginamos que no contaban con información privilegiada que se le niega a otros medios, seguramente Riedel salió a recorrer los 72 barrios zarateños y causalmente encontró a las dirigentes del oficialismo local. 

En esa entrevista, Breglia afirmó que las denuncias por violencia de género habían aumentado un 45% durante la pandemia, un dato más que preocupante dado que a nivel nacional las comunicaciones al 144 aumentaron un 18% (https://www.argentina.gob.ar/generos/linea-144/informacion-estadistica). ¿Qué es lo que llevó a Zárate a casi triplicar el indicador nacional? ¿En qué estadísticas se basa Breglia para afirmar lo que afirma… y que Caputo no contradijo?  

Una pena, porque ambas saben que el General decía que mejor que decir es hacer, y en consecuencia hay que plasmar en hechos lo que se enuncia y mientras ellas decían estar del lado de las víctimas de violencia de género se fotografiaban junto a Pablo Bonina, que como se ha expuesto públicamente, tiene varias denuncia de violencia de género en su contra. 

Probablemente hagan como que nada pasó y esperen que una noticia tape esta vergüenza y no comenten nada al respecto, aunque ya saben que acá estaremos recordándoselo periódicamente. Quizás, aunque menos probable, tengan la honestidad de reconocer el error, pedirle disculpas a las víctimas y a la sociedad y hacerse cargo de lo hecho. ¿Es correcto que quien está a cargo del Departamento de Políticas de Género se reúna y fotografíe con una persona denunciada por violencia de género? ¿Es correcto que siga en dicho puesto después de haberlo hecho? Intendente Cáffaro, usted debe responder esas preguntas. Si me pregunta a mí, ambas respuestas son no. 

¿Cómo puede ser que las autoridades municipales no sepan con quién se reúnen? Evidentemente no hay un trabajo de campo previo que indique en qué barrios es más imperiosa la acción, quién puede ser un referente en la temática, etc. No es cuestión de ir, colgar poster y sacarse fotos, si queremos cambiar la realidad nos tenemos que involucrar en ella, no sobrevolarla. 

Es de imaginar que los concejales al votar la declaración de interés legislativo sobre esta campaña no imaginaban esta realidad, ¿Qué pensarán ahora? ¿Qué harán ahora? 

No hacen lo que decía el General ni tampoco lo que decía Leandro Alem quien nos enseñó que ‘‘Nunca he participado de esa idea de que en política se hace lo que se puede y no lo que se quiere. Para mí hay una tercera fórmula que es la verdadera. En política, como en todo, se hace lo que se debe, y cuando lo que se puede hacer es malo, ¡no se hace nada!’, sería interesante que reflexionen, porque lo que hicieron es malo, lo que hicieron está mal. 

Lo acontecido debería avergonzar al gobierno municipal y deberían arbitrarse, de manera urgente, las medidas necesarias para intentar remediar, al menos en parte, la situación generada, porque lo peor que se puede hacer es meterse en la boca del lobo.