En zonas áridas del planeta, la cobertura de árboles y arbustos aumenta y perjudica a la de los forrajes, principal fuente de alimento para el ganado. Más de 100 investigadores en 25 países hallaron que el manejo del pastoreo es una de las causas principales. Plantean posibles soluciones.

Las zonas áridas ocupan casi la mitad de la superficie terrestre. En ellas viven cerca de 2 mil millones de personas que dependen de la producción ganadera y, por eso, de la disponibilidad de forraje. Hoy, en esas regiones, los pastos pierden cada vez más terreno ante árboles y arbustos. ¿Qué variables se involucran en este proceso? Un trabajo novedoso que involucró a más de 100 investigadores de 25 países encontró que el manejo ganadero y el clima son las que mejor explican la cobertura de especies leñosas. Gestionar la cantidad y el tipo de animales por superficie permitiría una producción más sustentable en ecosistemas áridos.

“Las especies leñosas —árboles y arbustos— brindan numerosos servicios ecosistémicos, como fijar CO2, controlar la erosión eólica, o regular el ciclo hídrico. Sin embargo, cuando su cobertura es muy alta en las zonas áridas del mundo pueden competir con el forraje, que es un recurso clave para la ganadería. Es un problema en aumento que afecta a millones de personas y que el cambio climático va a intensificar”, explicó Lucio Biancari, docente de Ecología de la Facultad de Agronomía de la UBA.

Biancari contó que existe una gran diversidad entre las zonas áridas: climas, suelos, productores, animales y manejos, entre otras características

“Por eso, desde el proyecto de investigación BIODESERT, que abarca 25 países de todos los continentes, llevamos adelante el primer estudio a nivel global que evalúa las variables que determinan la cobertura de leñosas en zonas áridas. En este trabajo, publicado en la revista Science Advances, analizamos el manejo del ganado, la ocurrencia de incendios, el clima y el suelo. Aunque las zonas áridas son muy heterogéneas, emergieron ciertos patrones”, contó Biancari.

En este sentido, Lucio resaltó: “Uno de los principales resultados que encontramos fue que el manejo ganadero es tan importante como el clima para explicar la cobertura de las especies leñosas en las zonas áridas del mundo. Esto incluyó la presión de pastoreo —es decir, cuántos animales hay en los lotes— y el tipo de herbívoro; o sea, si son vacas, cabras, caballos u ovejas”.

El investigador destacó que la información que generaron abre posibilidades para abordar el problema. “Si el clima fuera el factor más determinante, solo nos quedaría disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero para intentar frenar el cambio climático. Y es un proceso complejo, de muy largo plazo, y al ser global muchas veces queda alejado de los territorios. Pero como el manejo ganadero es un factor igual de influyente, se podrían plantear alternativas a nivel de productores y de políticas públicas de producción y de conservación”.

Ciencia desde y hacia los territorios

Según Biancari, hasta ahora se pensaba que una mayor carga de pastoreo aumentaba la cobertura de especies leñosas. En su trabajo, Lucio encontró que esa dominancia varía según los herbívoros involucrados, ya que cada cual posee hábitos alimentarios particulares. “Una mayor presión de pastoreo con vacas y caballos incrementa la cobertura de árboles y arbustos, pero con cabras disminuye la de árboles. Con ovejas observamos mucha variabilidad”, detalló.

“Evaluamos desde parcelas intensamente pastoreadas hasta clausuras. La intensidad fue la que usan los productores locales. Respetamos su historia del uso productivo”, contó Biancari

En cuanto a manejos productivos, Lucio afirmó que quizás se puede pensar en mezclar distintas especies de herbívoros en un mismo sistema. “Podrían incluirse especies con distintas preferencias de consumo que ayuden a mantener una producción más sustentable. Si los sistemas se lignifican y pierden el forraje, muchas comunidades no van a poder sostenerse a largo plazo”.

Universo en expansión

Fernando Maestre, Director de la red de investigación BIODESERT, remarcó que desde el proyecto se está generando información que puede ayudar a que los productores gestionen mejor las pasturas en las regiones áridas. “Por ejemplo, estamos viendo en qué zonas y bajo qué condiciones ambientales se podría aumentar la carga ganadera sin perjudicar el ecosistema y en dónde supondría un perjuicio”.

“Con todos los trabajos de BIODESERT estamos comprendiendo mejor cómo los ecosistemas de zonas áridas responden a los cambios en el clima y en el uso de la tierra, y a su combinación”, señaló Maestre, quien también es investigador de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah, de Arabia Saudita.

Las zonas áridas ocupan más del 40% de la superficie terrestre y las habitan aproximadamente 2 mil millones de personas. Fotos: Roberto Faidutti, Karel Prinsloo, Rosetta Messori. Fuente: FAO

Esto es fundamental para predecir y gestionar los posibles impactos tanto en la parte más productiva como en la más ecológica de los ecosistemas áridos, que se espera que estén entre los más afectados por el cambio climático.

Maestre indicó que, a futuro, el proyecto continuará ampliando sus fronteras académicas y territoriales. “Por un lado, vamos a seguir procesando los datos que generamos y publicando trabajos científicos. Por otro, vamos a expandir la red hacia zonas hiperáridas; en particular, a las de la península arábiga para entender mejor cómo la presión de pastoreo impacta en esos ecosistemas”.

Por: Sebastián Tamashiro (SLT-FAUBA)