Si bien la mayoría de los argentinos estaba bastante conforme con su lugar de trabajo, la pandemia cambió algunas percepciones y en la actualidad el 50% preferiría seguir haciendo home office cuando todo vuelva a la normalidad.

La pandemia modificó la forma de trabajar de muchos argentinos (aproximadamente 3 millones), sobre todo la de aquellos que de un día para el otro dejaron sus oficinas para comenzar a trabajar desde sus hogares. A más de 160 días de aquel 20 marzo muchos ya se acomodaron, se acostumbraron y ven un posible regreso a la oficina con muy poco entusiasmo. Tal es así, que pese a que para el 58% de los argentinos el home office fue algo totalmente nuevo, hoy un 50% quiere seguir trabajando desde su casa cuando todo esto termine. Además, para casi el 80% de los encuestados por Adecco Argentina, habrá un antes y un después en cuanto a la realización del teletrabajo.

“El trabajo remoto ha llegado para quedarse. Sin duda, trabajar desde casa hará que nos replanteemos cómo mantener el trabajo en equipo, la colaboración, la comunicación y la productividad. En este sentido, podremos darnos cuenta de si estábamos o no sacando el máximo provecho a la tecnología con la que ya contábamos. Esta crisis servirá para convencer de sus ventajas a aquellas empresas reticentes a fomentar este tipo de trabajo”, afirma Alexandra Manera, Directora de Recursos Humanos del Grupo Adecco Argentina & Uruguay.

La posible llegada de la vacuna en el horizonte, la Ley de Teletrabajo sancionada recientemente y la apertura de actividades, comercios e industrias en distintos lugares del país comienzan a poner en agenda la posibilidad o no de la vuelta a la oficina.

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¿Cuáles son los factores que podrían influir en esa decisión?

A favor del home office: la comodidad, evitar los traslados (para el 42% el colectivo es el transporte público más inseguro a la hora de pensar en un contagio) y la flexibilidad para equilibrar la vida laboral y la personal, (6 de cada 10 afirman que trabajan más relajados desde su casa).

En contra: la dificultad de la desconexión, la mayor cantidad de horas trabajadas (el 42% sostiene que trabaja más tiempo), la falta del equipamiento técnico adecuado, la cantidad excesiva de reuniones con los equipos de trabajo.

Además, y según los trabajadores argentinos, éstas son las cosas que debería proveer el empleador para poder hacer home office correctamente: computadora (70%), internet (56%), silla ergonométrica (33%), el pago de la factura de luz (19%). Sin embargo, sólo el 4% de los que hacen teletrabajo reconocieron que la empresa decidió hacerse cargo de algunos de sus gastos.

Seguramente aquellas compañías que decidan volver a abrir sus puertas deberán implementar algunas medidas para el cuidado de sus empleados. Según los encuestados por Adecco Argentina, éstos son los cambios que deberían hacer las empresas donde trabajan: que los empleados no trabajen todos juntos y lo hagan por tandas (39%), poner alcohol en gel en todos los espacios (39%), permitir el trabajo remoto hasta que pase la crisis sanitaria (34%), entregar barbijos (33%), poner servicio de combis para el traslado de los empleados (13%) y poner box o divisiones en los espacios de trabajo para mantener una distancia prudencial entre los trabajadores (12%).

Lo que sucederá en las principales ciudades de nuestro país aún es un misterio, pero recientemente en Londres se incentivó la vuelta a las oficinas y los trabajadores no mostraron gran interés en regresar. Se familiarizaron con las reuniones por videoconferencia y están contentos de evitar los largos viajes diarios al trabajo. Apenas un 31% de los trabajadores en Londres han vuelto al trabajo, según un estudio publicado esta semana por el banco americano Morgan Stanley.

La “nueva” jornada laboral

Estar en línea todo el tiempo cambia la jornada laboral tradicional. En un futuro no muy lejano dejarán de existir las jornadas laborales de ocho horas. Esto requiere que los empleados establezcan límites claros, distribuyendo de manera adecuada su tiempo familiar, tiempo personal, tiempo libre y horas de sueño. De lo contrario, corren el riesgo de perjudicar su calidad de vida.

Es el momento de que las empresas capaciten y formen a sus empleados para ser más efectivos virtualmente; es necesario que todas las fuerzas laborales actualicen sus habilidades digitales. Además, los líderes deberán incorporar nuevas rutinas que fomenten la colaboración, la productividad y el bienestar de los equipos de trabajo.

Muchos líderes deberán aprender a liderar de forma remota, en lugar de hacerlo presencialmente. Tendrán el desafío de alinearse, motivar y seguir de cerca los proyectos y el desempeño de los trabajadores.