Frente a una pandemia silenciosa, que amenaza con afectar a más de 4 mil millones de personas para 2035, fármacos como la semaglutida y la tirzepatida se presentan como un cambio de paradigma en el tratamiento contra la obesidad

La semaglutida y la tirzepatida, principios activos de fármacos recientemente enfocados en el tratamiento de obesidad, muestran resultados prometedores al impactar en la producción de insulina y el control del apetito, resaltando la importancia de la innovación farmacológica (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un reciente informe de la Federación Mundial de Obesidad brindó datos alarmantes. Según indicaron, en tan solo doce años, más del 51% de la población mundial, equivalente a más de 4 mil millones de personas, estará lidiando con problemas de sobrepeso u obesidad. Esta tendencia, de acuerdo con el reporte, afecta no solo a los adultos, sino que también que impacta de manera significativa en la población infantil, donde las tasas de obesidad podrían duplicarse entre los niños y aumentar un 125% entre las niñas para el año 2035.

Ante esta realidad, los fármacos inyectables se han transformado en una nueva esperanza. Si bien, inicialmente se desarrollaron para el tratamiento de la diabetes tipo 2, diferentes estudios lograron determinar que también tienen propiedades efectivas en el abordaje del sobrepeso. Dos de los principios activos más destacados en estos medicamentos son la semaglutida y la tirzepatida, los cuales han mostrado su capacidad para influir en la producción de insulina, controlar el apetito y generar sensación de saciedad.

Dentro de este panorama, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) ha dado su visto bueno a varios de estos medicamentos. Entre los más conocidos se encuentran Ozempic™ y Mounjaro™ para el tratamiento de la diabetes, y Wegovy™ y Zepbound™ para combatir la obesidad.

Lo cierto es que, en Argentina, por ejemplo, Ozempic™ está autorizado para pacientes diabéticos, mientras que Wegovy™ se ha aprobado específicamente para el tratamiento de la obesidad, según lo establecido por la ANMAT.

Emergen fármacos inyectables como una nueva esperanza en el combate contra la obesidad, originalmente desarrollados para la diabetes tipo 2, ahora revelan propiedades para el manejo efectivo del sobrepeso, marcando un antes y un después en el tratamiento de esta condición (Getty)

Sin embargo, es fundamental comprender que estos medicamentos no son una solución mágica por sí solos. En ese sentido, Eric Brandt, director de cardiología preventiva del Centro Cardiovascular Frankel de Salud de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, señaló: “Recomiendo a mis pacientes que mientras los toman, establezcan mejores hábitos de estilo de vida”.

Asimismo, indicó, según una nota realizada por The New York Times y publicada en Infobae, que estos cambios en el estilo de vida “incluye comer más alimentos integrales de origen vegetal, reducir las calorías de las bebidas azucaradas, dejar de fumar, usar técnicas para reducir el estrés como la meditación y comprometerse con un régimen de ejercicios”.

En ese mismo sentido se había expresado, en una nota reciente con Infobae, León Litwak, médico endocrinólogo y diabetólogo asociado del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del Hospital Italiano de Buenos Aires, “hay que tener en cuenta que el paciente tiene que hacer actividad física y cambiar la alimentación. Una vez que empiece con ese cambio, puede incorporar la medicación en dosis creciente. Los resultados son muy alentadores después de un año de tratamiento, pero para mantenerlo el paciente debe adherir a la reeducación de su alimentación y a la actividad física”.

Los fármacos que utilizan agonistas del GLP-1, hormonas intestinales que regulan el apetito, han abierto nuevas puertas en el tratamiento de la obesidad y la diabetes. Según el doctor Robert Kushner, endocrinólogo de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, estos medicamentos representan un avance significativo en el entendimiento y manejo de las señales de hambre en el organismo humano. El experto, quien también forma parte del consejo asesor de uno de los laboratorios fabricantes, destacó el potencial de estas terapias y el aprendizaje continuo que conllevan.

Expertos subrayan que estos medicamentos deben acompañarse de un cambio en el estilo de vida, incluyendo actividad física y una alimentación saludable (Imagen ilustrativa Infobae)

A pesar de los avances, los científicos aún se encuentran en las primeras etapas de comprender completamente los efectos y alcances de estos fármacos. El doctor Daniel Drucker, uno de los primeros investigadores en estudiar estos compuestos, subrayó la importancia de seguir investigando para determinar si los beneficios se limitan únicamente a la pérdida de peso o si pueden tener efectos adicionales en el tratamiento de otras enfermedades.

Es crucial tener en cuenta que estos medicamentos no están exentos de efectos secundarios. Aunque son biológicamente distintos de los medicamentos para adelgazar utilizados en el pasado, pueden provocar trastornos gastrointestinales como diarrea y náuseas. No obstante, la mayoría de estos efectos tienden a disminuir con el tiempo a medida que el cuerpo se adapta a la medicación.

El doctor Silvio Schraier, miembro de la subcomisión científica de la Sociedad Argentina de Nutrición, recalcó en una nota reciente a Infobae que “el objetivo del descenso del sobrepeso es que la persona baje un 10% en un período no superior a 6 meses y mantenerlo a 5 años, según la Organización Mundial de la Salud. Cuando se indica un medicamento, se espera que en tres meses la persona baje el 5%. Si no lo logra, significa que el fármaco no es para esa persona. Eso no significa que el fármaco que ha sido evaluado en ensayos clínicos no sirva. Significa que ese medicamento no es para ese paciente específico. Eso puede ocurrir con cualquiera de los medicamentos para obesidad, incluyendo a los agonistas del receptor GLP-1″.

Una de las principales preocupaciones entre los especialistas es la necesidad de un seguimiento continuo de los pacientes que utilizan estos medicamentos. La doctora Susan Yanovski, co-directora de la oficina de investigación sobre obesidad en el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, advirtió en The New York Times sobre la importancia de vigilar posibles efectos secundarios inusuales, dada la relativa novedad de estos tratamientos y su impacto aún desconocido en ciertos sistemas del cuerpo.

Organismos regulatorios, como la FDA en Estados Unidos, han dado luz verde a medicamentos innovadores que utilizan principios activos como la semaglutida y la tirzepatida (Imagen Ilustrativa Infobae)

Y ante un consulta reiterada sobre qué ocurre después de dejar estos fármacos, la investigadora sénior, Signe Sorensen Torekov, de la Universidad de Copenhague, explicó a The New York Times, en una nota publicada en Infobae, que “en realidad es posible dejar de tomar el medicamento sin una gran recuperación de peso, si se sigue un régimen de ejercicio estructurado”.

La experta, según un reciente estudio danés publicado en Lancet eClinical Medicine, indicó que el ejercicio regular podría ser fundamental para evitar recuperar el peso perdido. “Nuestro estudio ofrece nuevas esperanzas, ya que hemos mostrado que la mayoría de los que toman medicamentos para perder peso y hacen ejercicio con regularidad son capaces de mantener los efectos beneficiosos un año después de la finalización del tratamiento”, comentó Torekov en un comunicado de prensa de la universidad.

A pesar de estos desafíos, los resultados preliminares son alentadores. Los pacientes que han utilizado estos fármacos reportan una reducción significativa en su apetito y un aumento en la sensación de saciedad. Esto, combinado con cambios en el estilo de vida, ha llevado a una pérdida de peso sostenida en muchos casos. Por ejemplo, los resultados de un ensayo clínico que se divulgó el pasado 8 de agosto indican que Wegovy™ tiene otros efectos además de ayudar a las personas a bajar de peso: también puede protegerlas contra complicaciones cardiacas como ataques al corazón y derrames cerebrales.

Fármacos inyectables emergen como una prometedora solución en el combate contra la obesidad, ofreciendo una nueva esperanza para millones. REUTERS/ Tom Little/File Photo

“Se ha encontrado que estos medicamentos son útiles para varias afecciones, como la diabetes, la pérdida de peso, la insuficiencia cardiaca y el ataque cardiaco”, había explicado Brandt. Al tiempo que resaltó que “reducir el peso corporal en alguien con presión arterial y colesterol elevados puede ayudar a reducir estos factores de riesgo, además de ayudar a prevenir los ritmos cardíacos anómalos, la insuficiencia cardiaca y los ataques cardíacos”. “Todavía se están realizando investigaciones para comprender las mejores formas de dejar estos medicamentos”, dijo.

Lo cierto es que el reconocimiento científico de estos avances ha sido destacado recientemente por la revista Science, que nombró a los medicamentos inyectables para bajar de peso como el descubrimiento científico del año 2023. Esta distinción subraya el impacto potencialmente transformador que estos fármacos podrían tener en la lucha contra la obesidad y sus complicaciones asociadas.

Asimismo, un reciente informe ubicó al medicamento Ozempic™ como transformador los hábitos de consumo. Un estudio de Morgan Stanley reveló que en los hogares que usan medicamentos GLP-1 como Ozempic y Wegovy™ reducen su gasto en snacks y helados, favoreciendo alimentos más saludables como yogures y verduras. Dicho en cifras, el gasto en hogares que utilizan medicamentos GLP-1 disminuyó entre un 6% y un 9% en comparación con aquellos que no los utilizan.

Vale destacar que otro fármaco ya se presenta como prometedor. Según Viking Therapeutics reveló, su fármaco experimental ha logrando una pérdida de peso superior a la ofrecida por los actuales líderes del mercado. En un ensayo de fase intermedia, obesos y personas con sobrepeso perdieron un promedio del 14,7% de su masa corporal tras 13 semanas de tratamiento, superando el rendimiento de fármacos de Eli Lilly y Novo Nordisk. El éxito del medicamento, que también está siendo desarrollado en formato píldora, depende de la replicación de estos efectos en ensayos de última fase requeridos para la aprobación de la FDA.