La cebada forrajera vino para quedarse

Se trata de un mercado que surgió hace una década y se consolida año tras año. Las exportaciones argentinas tienen como base el millón de toneladas. En este ciclo, con valores que rondan los 185 dólares, es un negocio más que interesante.

El negocio surgió hace una década, casi como una oportunidad fortuita, y la Argentina exportó cebada forrajera a Arabia Saudita. La primera lectura fue que se trató de algo casual, para cubrir una coyuntura puntual. Pero no, al margen de los vaivenes que ha tenido su comercialización, está claro que es una alternativa que se ganó un lugar en el portfolio de cultivos de fina.

“La cebada forrajera vino para quedarse, de eso ya no hay dudas. Esas exportaciones que se hicieron en la campaña 2008/09, que parecían casualidad, se transformaron en una oportunidad año tras año. Y en la actualidad hablamos de exportaciones que tienen como base el millón de toneladas, en un mercado que produce 3 o 3,5 millones de toneladas, con lo cual es una cifra muy importante”, explica el ingeniero Fidel Cortese, un especialista en el cultivo de cebada.

“Es un mercado que se sostiene y es excelente para el productor porque ayuda a mantener el negocio. Este año superamos el millón de toneladas de exportación, ya somos un proveedor habitual de los países árabes y del norte de África y Asia. Ante problemas climáticos en Rusia y Ucrania, principales proveedores de estos países, vienen acá a buscar cebada forrajera”, agrega.


 

Con el paso de las campañas la cebada forrajera fue ganando terreno como alternativa a la cervecera y al trigo. Los productores que ya estaban familiarizados con el cultivo ampliaron el área y muchos otros se asomaron por primera vez. La presencia de un mercado no usual, sin mayores exigencias que el cervecero, ayudó. Y fue una combinación perfecta con la soja de segunda, por margen y por liberar antes el lote.


 

Mercado internacional

En su habitual informe mensual sobre cebada, el analista hace un repaso de lo que ocurrió en el mundo en las últimas semanas y su impacto en los distintos cultivos. “Estos últimos días hemos visto cómo se han derrumbado los mercados de granos en el mundo, algo que, si bien fue bajista, no se reflejó en igual magnitud en Argentina. Sin dudas hay factores políticos (guerra comercial entre Estados Unidos y China) y financieros como la suba de tasas en Estados Unidos, que han hecho que los fondos de inversión vendieran esta última semana volúmenes importantes en soja, trigo y maíz pasando de estar comprados a vendidos”, indica.


 

“Otro factor importante es la baja del petróleo que hace que granos con destino energético se debiliten en sus cotizaciones”, agrega.


 

Tecnología de cultivo

Pasando al aspecto agronómico, Cortese hace hincapié en que “en cebada es fundamental lograr un buen número de espigas como principal generador de rendimiento. Eso se obtiene a partir de una buena implantación, eligiendo un buen lote, con una siembra adecuada (la cebada no tolera siembras profundas)”.

Por otra parte, advierte la necesidad de “tener muy en cuenta la historia de herbicidas residuales aplicados en los cultivos anteriores. La mayoría de estos herbicidas tienen descomposición microbiana en el suelo, por lo que hay que tener en cuenta factores como pH, humedad y temperatura”.

Para finalizar con aspectos relacionados a la siembra, Cortese indica que “se debe hacer una correcta fertilización de base, de acuerdo a las necesidades (análisis de suelo). No sólo debemos ver las necesidades de fósforo sino también de nitrógeno ya que depende de este elemento, entre otros factores, de una buena capacidad de macollaje que nos asegure macollos fértiles. También se empiezan a observar en algunos suelos deficiencias de azufre y zinc”.

Fuente: DIB