El mal manejo de los bidones usados perjudica la salud y el ambiente. Un trabajo académico analizó el problema en Pergamino, Buenos Aires. Si bien hubo avances desde la sanción de la Ley nacional, queda mucho por hacer en cuanto a logística y comunicación.

En la Argentina, cada año se aplican millones de litros de agroquímicos, y sus envases usados, si contienen restos de producto, representan un riesgo para la salud de las personas y el ambiente. En 2016, la Ley 27.279 estableció cómo gestionarlos a nivel nacional. ¿Funciona la normativa? Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizó la problemática en Pergamino, plena zona núcleo agrícola de Buenos Aires, y destacó que la Ley se cumple ‘a medias’. Entre las causas, indican que todavía se desconocen sus detalles y que faltan facilidades logísticas y comunicación. ¿Qué oportunidades abre la Ley?

“La Ley 27.279 propone un marco para gestionar de forma diferenciada los envases de agroquímicos, ya que reconoce la peligrosidad del producto que contienen. La normativa establece que las empresas que colocan el producto en el mercado tienen la responsabilidad de financiar y adherirse al sistema de gestión especial. Además, clarifica las responsabilidades del resto de los actores vinculados a los agroquímicos”, explicó Sofía Bayley, reciente egresada de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la FAUBA.

“En un envase enjuagado de forma incorrecta puede quedar entre un 2 y un 3% de agroquímico” (S. Bayley)

“Una vez que se vacía el bidón de 20 litros en la pulverizadora, hay que hacer un triple lavado con agua limpia a presión y usar elementos de protección. El agua del lavado se debe tirar también en la pulverizadora. El envase enjuagado se puede almacenar en el campo hasta un año bajo techo. Finalmente, el productor tiene que transportarlo en cualquier vehículo hacia el Centro de Almacenamiento Transitorio —CAT— más cercano. En esos lugares se clasifican para reinsertarse en la industria o para incinerarse en condiciones controladas”.

Bayley investigó la gestión de envases vacíos de agroquímicos en Maguire, Fontezuela y Juan Anchorena —partido de Pergamino— a través de la mirada de los actores involucrados en el tema. “Para eso, entrevisté a personas vinculadas al manejo de envases vacíos, desde productores agrícolas, aplicadores, contratistas y comerciantes hasta profesionales del INTA y de universidades, trabajadores de la municipalidad y grupos ambientalistas”.

En veintiún entrevistas, Sofía indagó si se cumple la mencionada Ley de Productos Fitosanitarios, y qué opiniones existen sobre ella. ¿Hay dificultades para cumplirla? ¿Qué oportunidades brinda?

“En términos generales, el cumplimiento del marco legal es parcial”, destacó, y añadió: “Hay aspectos que se están haciendo bien y otros que no. En cuanto a lo positivo, el sistema de gestión funciona. Hoy hay más de 30 CAT en la provincia que cada vez recuperan más plástico. En Pergamino hay uno y se están abriendo más nodos logísticos que reciben envases y facilitan el transporte posterior a los CAT. Las empresas están financiando este sistema y se les cobran multas cuando no lo hacen”.

A partir de la Ley, la fundación Campo Limpio creó y difundió el sistema de gestión de envases en todo el país

Por otro lado, según Bayley, todavía se realizan prácticas inadecuadas con los envases, como quemarlos, enterrarlos o abandonarlos en el campo, o comercializarlos de manera informal. “También se los usa para almacenar nafta o para darle de comer a los animales. El triple lavado no siempre se hace bien, ya sea por desconocimiento o por la falta de agua limpia”.

Entre las opiniones sobre la Ley, Sofía encontró una gran diversidad. “Hay quienes creen que tienen que ser recompensados o incentivados para llevar los envases al CAT. Hay quienes dicen que como casi no hay control, no ven la necesidad de cumplir. Uno de los factores que más me llamó la atención fue que distintos actores no consideraban a los envases de agroquímicos como residuos peligrosos y otros desconocían la Ley”.

Abrir las puertas

En cuanto a las puertas que abrió la Ley, la reciente egresada remarcó: “Varias personas me contaron que gracias a la normativa empezaron a ver el problema y a saber cómo hacer un buen manejo. Por ejemplo, que ya no tenían ese ‘cuartito de la vergüenza’ donde antes guardaban los envases”.

Según Bayley, en las entrevistas se destacó que el marco legal posibilita la innovación tecnológica. “Desde la sanción de la Ley, diferentes empresas empezaron a distribuir agroquímicos a granel, sin envases. Otras comenzaron a pensar en producir bidones tricapa usando plástico recuperado para construir la pared intermedia”, indicó.

Y que cumplas mucho más

Javier Souza Casadinho, docente de la cátedra de Extensión y Sociología Rurales de la FAUBA y director del trabajo de Bayley, reconoció su preocupación por el cumplimiento parcial de la Ley dada la cantidad y la peligrosidad de los envases. Javier consideró que “para promover que se cumpla más, hay que mejorar la difusión y capacitar y sensibilizar a los actores involucrados; en particular, a los productores y a los decisores de cada localidad”.

Bayley contó que suele haber confusiones sobre quién debe llevar los bidones a los CAT y aclaró que la Ley dice que el responsable es el productor

“Sería útil habilitar más CAT o más nodos logísticos para facilitar la entrega de bidones, y que las empresas de agroquímicos asuman una responsabilidad mayor en el retiro de los envases de los campos”, agregó.

Para cerrar, Bayley, afirmó que las personas consideran necesaria la Ley cuando reconocen que ofrece beneficios para el ambiente y para la salud, y herramientas para abordar las tensiones que existen entre los intereses productivos y de protección ambiental. “Por eso, hay que dar a conocer más esta normativa y sus beneficios a escala nacional”.

POR: SEBASTIÁN TAMASHIRO (SLT-FAUBA)