La inteligencia artificial cambiará nuestras vidas

La Inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el paradigma de la década, que nos hace pensar si somos viables como fuerza laboral para el futuro. A cualquiera le preocupa leer que, en 2018, un computador con inteligencia artificial venció en minutos a un grupo de abogados, en el reto de encontrar 30 errores de un contrato. Hizo el trabajo de 20 abogados en 26 minutos con precisión del 92% contra 85% y una hora y media que gastó el equipo de juristas.

Esta vertiginosa evolución de la tecnología nos enfrenta a un mundo que sorprende y aterra, teniendo en cuenta que hoy más del 60% de las actividades son mecánicas, sistemáticas y repetitivas, por ende, sustituibles por una máquina.

La IA ha venido evolucionando desde 1947 cuando Alan Turing, con la máquina Enigma, desencriptó los códigos secretos alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Hoy se puede ver cuando Netflix, Spotify o Instagram sugieren contenidos, Google predice nuestras búsquedas o los asistentes de voz hacen nuestras llamadas.


¿Qué va a ocurrir cuando estas tecnologías comiencen a impactar de forma acelerada y exponencial las labores que realizamos en el día a día, en especial en el trabajo? Sobre este escenario, consultores, futuristas y académicos han planteado posibilidades que parten de establecer que, si bien la IA va a sustituir gran parte de las tareas humanas, surgirán nuevos trabajos y mejores oportunidades.


 

Según el Centro para el Futuro del Trabajo de Cognizant, en la próxima década habrá ocupaciones como ingeniero de basura de datos, oficial de riesgo de máquinas, defensor de identidad virtual, diseñador de interfaces de voz, pronosticador de calamidades cibernéticas, especialista en gestión de suscripciones, entre 21 otras. Esas prospecciones se basan en la tecnología disponible hoy, pero no tienen en cuenta la realidad evolutiva del trabajo como lo conocemos ahora. Eso puede generar una interpretación incorrecta del futuro, las habilidades o carreras que necesitamos, las tecnologías y su rol en nuestra vida.

¿Qué sabemos hoy?

La IA es una realidad y será uno de los principales ejes disruptivos de la cuarta revolución industrial. Tres factores estratégicos harán la diferencia. El primero simplificará las actividades diarias del hogar, por ejemplo. Según Samsung, gastamos semanalmente más de seis horas en microtareas solo de la casa, que reemplazarán modelos de microdata en los que la IA se adaptará a las necesidades del hogar. La heladera o lavadora establecerán patrones de comportamiento específicos para cada consumidor.

El segundo factor será la inteligencia asistida, una plataforma como Jarvis (Ironman) para cada uno. Esa herramienta potenciará las capacidades humanas a niveles nunca vistos y nos asistirá de una forma determinante en nuestro trabajo, al revolucionar el desarrollo de las microhabilidades o el procesamiento masivo de información. Por ejemplo, nos permitirá análizar el consumo de los hogares en tiempo real para determinar flujos de producción y distribución masivas. Esta situación plantea retos como la flexibilidad de producción, los cambios abruptos en la distribución o los modelos de comunicación y comercialización, variables determinantes en el futuro del trabajo.


La IA podrá asistir a los médicos para generar análisis y diagnósticos mucho más precisos.


El tercer factor estará asociado a las actividades en las que la IA podrá realizar tareas mucho mejor que los seres humanos, como en el caso de los abogados. Simplemente, no hay cómo detener este proceso. Entonces tendremos que establecer las reglas éticas que regirán las capacidades de las máquinas y su alcance, conversación que los Gobiernos y las empresas hoy no contemplan. Eso está dejando a las compañías de tecnología avanzar sin un marco ético o líneas de desarrollo.

Fuente: MSN