Ayudan a controlar el colesterol y la glucosa en sangre y no engordan si se consume una cantidad moderada, por eso tienen numerosos beneficios para la salud. Además, constituyen una gran fuente de energía.
Las almendras son un tipo de fruto seco oleaginoso sumamente nutritivo y saludable, aunque también muy calórico. Constituyen una gran fuente de energía, ya que aportan alrededor de 600 calorías por cada 100 gramos. Las personas obesas o quienes deben controlar su peso han de tener en cuenta su elevado poder energético y consumirlas con moderación.
Su enorme valor calórico obedece al alto porcentaje de grasas y la escasa cantidad de agua que figura en su composición, lo que hace que sus nutrientes estén más concentrados y se consideren un invaluable tesoro nutricional. Esta delicatessen mediterránea se consume como aperitivo, pero también es el ingrediente principal de diversos dulces y el acompañamiento perfecto para ensaladas, cereales, pescados y carnes.
Están cargadas de nutrientes y ácidos grasos que le confieren grandes beneficios para la salud. Destacan por su gran aporte proteico y la calidad de sus grasas, en su mayoría insaturadas, las cuales benefician la salud cardiovascular. Conocidos son los efectos protectores de estos ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico) sobre los vasos sanguíneos: impiden que el colesterol se deposite y acumule en las arterias y pueda obstruir el flujo de la sangre.
Además de contener proteínas de aceptable valor biológico y ayudar a mantener el colesterol a raya, gracias a la composición saludable de sus grasas, las almendras aportan carbohidratos complejos, vitaminas que cumplen funciones antioxidantes y minerales básicos para realizar funciones vitales: hierro, calcio, fósforo, magnesio, potasio y zinc.
Por su riqueza en potasio y magnesio, las almendras favorecen la eliminación de toxinas y la contracción y relajación muscular, mientras que la presencia de hierro y calcio previene la aparición de anemia y promueve huesos fuertes y sanos.
Las almendras son también una excelente fuente de fibra dietética, destacando sobre el resto de frutos secos por su mayor efecto laxante. La fibra cobra una gran importancia en la dieta, dado que estimula la motilidad intestinal y contribuye a evitar el estreñimiento y controlar los niveles de glucemia. Por si fuera poco, aumenta la saciedad y provoca una sensación de plenitud, efectos que resultan útiles en dietas de pérdida de peso con personas que sienten mucha ansiedad por la comida.