Las aves toman vuelo en Córdoba

En la provincia de Córdoba es posible la observación de aves de distintos linajes a lo largo de todo el año, siendo particularmente importantes aquellas especies que están en peligro de extinción y las especies endémicas. Unas 440 especies constituyen un importante atractivo, tanto para especialistas en la actividad, que atrae a Argentina unos 50 mil visitantes extranjeros por año, como para viajeros de ocio.

La provincia posee variados ambientes y condiciones climáticas que permiten el desarrollo de distintos tipos de vegetación, situación que determina la gran diversidad de avifauna que presenta la región. La provincia recibe la afluencia de aves desde países de Norte, Centro y Sudamérica, además de diferentes regiones fitogeográficas de nuestro país, tales como la Patagónica, la Andina, del Monte y la Pampeana.

El variado territorio cordobés es uno de los mejores lugares del país para observar aves, ya que cuenta con cóndores, cuatro clases de águilas, halcones, gavilanes y algunas especies exclusivas de la Pampa de Achala y las Salinas, entre otras.

La geografía de Córdoba permite albergar al ave más grande del mundo, el cóndor, junto a tres clases de buitres y los jotes, que en esa región son llamados “condoritos”. Uno de los sitios de gran interés científico y turístico es, sin dudas, la Pampa de Achala, que incluye el Parque Nacional Quebrada del Condorito, considerada como una isla biogeográfica en la que existen especies únicas. Allí se encuentra una población estable de la especie emblemática de América del Sur, reconocida como el ave voladora más grande del mundo: el Cóndor andino. Pero también, entre pastizales y bosquecillos de altura, conviven aves endémicas como el “Canastero pálido”, el “Canastero serrano”, el “Gaucho cola blanca” y la “Remolinera oscura”, entre otras.

En las Salinas Grandes se encuentra la “Monjita salinera”, especie endémica exclusiva de ese ambiente. En la Reserva Forestal Natural Chancaní habitan la “Lechuza bataraza” y el “Águila coronada”, especies cada vez más escasas en Argentina.

La observación de aves, como todo el Turismo Activo, está regida por la ley provincial 8801 que organiza y certifica a los guías especializados en cada actividad de este tipo y regula el ingreso y la salida de los lugares de mayor riesgo, para evitar accidentes. La norma surgió tras un accidente en el Cerro Champaquí, de 2900 metros sobre el nivel del mar y el más alto de la provincia, donde un turista sufrió heridas. Entonces se reguló la actividad, que se desarrolla casi siempre en “áreas protegidas” según el plan de manejo de los recursos que incluyen elementos tan disímiles en la zona como los cactus, las mariposas o los minerales.

Córdoba cuenta con nueve de las 273 Áreas Importantes para la Conservación de Aves (AICA) del país, determinadas por la organización conservacionista Aves Argentinas, filial local de Bird Life International. La provincia cuenta con la Escuela de Turismo y los observadores y guardaparques realizan censos de cóndores con avistajes sincronizados en toda la provincia, tras lo cual se estima que hay de 250 a 300 de esos animales.