LLEVAR AGUA PARA SUS MOLINOS

Por Daniel Armando Vogel – Hola Buen domingo. Hoy, en este domingo feriado en el que se rememora el primer gobierno patrio del 25 de mayo 1810, Zárate despierta entre contrastes. Es la semana en la que muchos regresan a casas inundadas, marcados por el embate de la violenta y copiosa lluvia de casi 450 milímetros, y mientras se levantaba una catarata urgente de campañas por doquier de apoyo a los damnificados caminamos este domingo mientras ese sentimiento se vive también, levantado la mirada al cielo, con la esperanza de que la tormenta no se repita, en una genuina semana de solidaridad que emerge de la adversidad y la amenaza de nuevas precipitaciones.

Sin embargo, detrás de estos gestos de unión se desliza una amarga semana de miserias políticas que radicaron y autorizaron barrios y poco o nada hicieron para evitar estos desastres hídricos. Y, para colmo de la incertidumbre, se pronostica que la próxima semana, la del final de mayo, las lluvias volverán a azotar nuestras calles. El verdadero desafío de este 25 de mayo estaría en transformar ese patriotismo cívico en acciones concretas que protejan a nuestra comunidad en futuras catástrofes climatológicas que, dicen los que entienden, se repetirán cada vez más seguido.

Recordamos con dolor y mucha nitidez casi dolorosa aquella jornada del viernes 16 cuando “se llovió todo en Zárate”, cuando el cielo, que siempre prometía fiesta y tradición patria en el 25 de mayo con un desfile, se tornó cómplice de una tragedia inesperada. El temporal arrolló nuestros barrios sin piedad, y en un abrir y cerrar de ojos, el agua se coló en centenares de hogares, convirtiendo la fiesta que se avecinaba en un mar de incertidumbre.

En medio del caos, surgió algo que nunca dudamos, la solidaridad de la comunidad zarateña herida pero decidida a no rendirse. Vecinos que jamás se conocieron se transformaron en amigos, compartiendo mantas, comida y palabras de aliento. Fue en esos momentos, mientras observábamos el agua invadir cada rincón, fue cuando nos sorprendió el verdadero espíritu patrio de Zárate no se mide en fiestas o desfiles, sino en la capacidad de sostenerse mutuamente en la adversidad.

Ese episodio, lleno de lágrimas y barro, marcó una semana de apoyo incondicional, una semana en la que se miraba al cielo con la esperanza de que no volviera a llover, pero también una semana en la que se tejía un lazo irrompible entre vecinos.

Ahora, al recordar aquellos días vividos, donde parece fue hace mucho tiempo, y mientras la reconstrucción necesaria se está poniendo en marcha, podemos decir que cada gota de lluvia lleva consigo, como millones de lágrimas, la memoria de nuestras pérdidas y, al mismo tiempo, el eco de una resiliencia que nos impulsará a reconstruir y a seguir adelante.

Entramos en la última semana de mayo. Llega el frío, y quienes lo han perdido todo solo conocen dolor y frío. Sin embargo, un estado solidario puede brindarles calor humano, dejando atrás las divisiones políticas.

Es imperativo que los políticos y la política, en todos los niveles – local, provincial y nacional – se adapten a las circunstancias actuales sin favorecer intereses propios. La comunidad ha demostrado ser capaz de trabajar arduamente y espera madurez frente a cualquier muestra de indiferencia. Ahora que las aguas han retrocedido y queda el barro, es esencial que los representantes se involucren con las familias afectadas, dejando de lado cualquier afiliación política.

Que tengamos el mejor domingo posible. Feliz día de la Patria.

AL QUE LE QUEPA EL SAYO…