Lollapalooza 2018: un fenómeno que cosecha éxito global

Bruno Mars fue la figura más convocante del festival en Chicago, y transformó el predio en la pista de baile más grande del mundo.

Cuatro días intensos, bajo un sol radiante y a expensas de un calor que apenas lograron mitigar los puestos de hidratación y los ventiladores húmedos dispersos por el enorme predio del Grant Park de Chicago, donde desde el jueves y hasta el domingo se llevó a cabo la 14 edición local del Lollapalooza.

Cuatro días durante los cuales la experiencia volvió a convocar a multitudes -100 mil personas por día- y a demostrar que la idea que Perry Farrell puso en marcha en 1991 muestra una salud envidiable y muy lejos está de tener fecha de vencimiento. Por lo pronto, en marzo del año próximo la versión argentina tendrá una nueva edición, que se extenderá entre el 29 y el 31 de marzo en el Hipódromo de San Isidro, producido por DF Entertainment, y en junio Suecia se incorporará al itinerario del festival global más exitoso del mundo.

A esta altura, Lollapalooza acredita un standard de calidad que se replica con mínimos cambios en muy distintos puntos del planeta.


Para muestra, vale repasar lo sucedido en esta ciudad durante los últimos cuatro días, con más de 200 grupos y solistas en escena, con varios puntos altos -entre ellos Jack White, Bruno Mars, St. Vincent, Arctic Monkeys, Greta Van Fleet y Dua Lipa, entre otros-, que potencian la confianza del público como para adquirir sus localidades sin saber aún cuál será la grilla de artistas.


 

A pesar de su ya larga trayectoria, el Lollapalooza parece no sufrir el paso del tiempo. Al contrario, tal como ocurrió en la última edición argentina, aquí también el millennialismo y el centennialismo fueron apabullante mayoría, convocado por una extensa lista de nombres como Borns, Tyler The Creator, los propios Travis Scott, The Weeknd y Mars, Dua LIpa, Khalid, Billie Eilish y la lista sigue. No en vano, con sus 50 años, el rapero LL Cool J marcó el tope etario, seguido por Matt Berninger (47) de The National, y de más lejos por White (43).

Mientras el público se ubicaba frente al escenario principal, en la primera jornada del festival, a la espera de Arctic Monkeys, y Camila Cabello cerraba su participación, en las pantallas comenzó a ser transmitida en vivo una partida de Fortnite librada desde el backstage por su mejor gamer, Ninja (Tyler Blevins). Lo que siguió fue un episodio inédito para un festival, donde una multitud dejó la música de lado y eligió festejar como un gol del equipo amado cada vez que el jugador mataba a un oponente. Pese al éxito, o quizá debido a él. la escena no se repitió.

Fuente: Clarín