POR SOFIA FALKE – “Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos”. Gandhi
El primer pensamiento que llega a nuestra mente en cuanto vemos esta fotografía, podría ser misteriosa, abandonada, hasta embrujada. Pensaríamos también que hace mucho nadie la habita. Nos parece natural que estas ideas sean naturales a nosotros. Y así, creamos toda una visión acerca de ellas que nos condiciona a la hora de pasar cerca de ella o también intentamos evitarla.
Desde chicos entonces absorbemos cierto prejuicio en torno a lo que significa una casa abandonada. Y así, creamos toda una visión acerca de ellas que nos condiciona intentando evitarla, o sintiendo escalofríos al pasar cerca de ellas.
Obviamente no es común pasar por casas abandonadas, ya que suelen todas estar prolijas, con gente viviendo allí adentro, ya sean familias o parejas, amigos. Luego de haber mirado durante un cierto rato la casa y haber sacado la fotografía, vino a mi mente la idea de los prejuicios que tenemos ante aquello que es diferente. En cuanto vemos una casa que está abandonada y sin duda no es lo que esperamos de las casas en general, solemos cambiar de camino.
Es esto lo que me llama la atención de las actitudes que tomamos en la vida diaria: creo que sin duda solemos escapar de aquello que nos parece diferente, que sale de lo común. Y usualmente nos acercamos sentimos más parecidos a nosotros, con los que lógicamente encontramos temas en común y por eso nos atraen. El problema de esta cuestión reside en no dar la oportunidad de conocer a aquello que nos parece tan diferente a nosotros; evitando su compañía y escapando de ellos.
Pero hay otras personas, hay seres que se liberan de los prejuicios y dejan de lado los miedos; hay niños o adultos que entran a las casas a descubrir que hay allí dentro, y entonces le dan una oportunidad (ya sea por curiosidad o alma exploradora) para ver qué hay dentro de ella.
Y ellos son quienes nos enseñan a que en la vida siempre estaremos rodeados de personas que nos parezcan muy diferentes a nosotros, que nos generen miedo a primera vista tan solo por ser diferentes a nosotros.
Propongo aprender de ellos, de aquello seres que despojados de todo prejuicio se dan la oportunidad de conocer grandes casas, y personas.
