Aprobada desde 2013, la medicación Belviq debía ser analizada en el largo plazo. Se temía que causara problemas coronarios, pero no se hallaron en una investigación de tres años.
El estudio sobre la lorcaserina, que actúa sobre un tipo de receptores de la serotonina en el cerebro y provoca sensación de saciedad, se presentó en el encuentro de la Sociedad Europea de Cardiología en Múnich.
Tras aprobarla en 2013, que se vende bajo la marca Belviq, la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) restringió su uso a personas con un índice de masa corporal de más de 30, o con un IMC de 27 en adelante y problemas asociados a la obesidad como diabetes, hipertensión o colesterol alto. Quedaba por demostrar cuáles eran los posibles efectos secundarios que pudieran aparecer en los tratamientos de largo plazo y se temían indicentes coronarios.
El nuevo estudio, de los investigadores del hospital Brigham and Women’s, afiliado a la Universidad de Cambridge, se realizó sobre 12.000 personas con sobrepeso u obesidad con riesgo alto de enfermedad coronaria. A la mitad se le dio Belviq dos veces por día y a la otra, un placebo; a ambos grupos se les aconsejó cambios en el estilo de vida y la dieta.
El 39% de los pacientes que recibían Belviq (y 17% de los que recibían placebo) bajaron al menos 5% de su peso en un año; al cabo de los tres años, el 6% de ambos grupos había sufrido un problema cardíaco. La medicación se mostró eficaz para evitar la diabetes: desarrollaron la enfermedad 8,5% de las personas tratadas con lorcarserina, contra el 10,3% con placebo.
Aunque adelgazaron sólo cuatro kilos en 40 meses, los que tomaron la medicación comprobaron su eficacia: el grupo de control sólo bajó la mitad, presumiblemente por cambios en el ejercicio y la alimentación. La medicación es una promesa importante en los Estados Unidos, que sufre una epidemia de obesidad y diabetes. En el mundo, el 13% de las personas son obesas y el 39% tiene sobrepeso.
Fuente: Infobae
