Por Claudio Valerio – El hijo pequeño del pastor observaba mientras éste preparaba el sermón para el culto de la noche. “Papá”, preguntó el niño, “¿es Dios quien dice a usted lo que debe predicar”? “Claro que es, mi hijo. Desde luego”, contestó el padre. “Entonces, ¿por qué usted se queda consultando tantos libros?”
¿Quién dirige nuestras vidas? ¿Quien nos muestra el camino cierto a seguir? ¿Quién nos orienta sobre las decisiones a tomar? Si nuestra respuesta es “Jesus”… ¿Por qué entonces continuamos yendo aquí y allí, buscando profetas en ésa y en aquella iglesia, oyendo ésa y aquella persona que tienen siempre una “palabra del cielo” para que seamos bendecidos?
Si Jesús Cristo es nuestro Pastor, nuestro Guía, nuestro Salvador, dejemos que Él nos hable, a través de Su Palabra, y al respecto de nuestras actitudes de cada día. Él es la Verdad, es el
Camino; nuestro Dios y sabe lo que es mejor para todos nosotros.
Cuando buscamos líderes que se dicen portadores de la verdadera bendición, oímos una cosa hoy, otra cosa mañana y aún una tercera cosa que nos advierte que todos los otros están equivocados. Y la duda viene a nuestro corazón, nuestra fe es arañada, nuestra firmeza espiritual se deshace hasta desaparecer…
La Palabra del Señor jamás cambia, jamás nos confunde, jamás nos engaña. Ella nos edifica y nos libera de los errores y pecados de nuestra vida.
