Sólo el 1% de la gente sufre la enfermedad celíaca, pero entre el 6% y 8% tiene problemas digestivos vinculados a la proteína del trigo.
Uno de cada 10 británicos evita el gluten y el 15% de los hogares del Reino Unido prefiere excluirlo de la dieta familiar. En Australia, el 14% de las personas denuncian problemas digestivos asociados al trigo. En los Estados Unidos, se estima que 18 millones de personas sufren molestias similares. Sin embargo, en esos —y otros— países la tasa de celíacos se mantiene en el histórico 1%.
Sin embargo, hay un segmento de la población —entre el 6% y el 8% entre los británicos y los estadounidenses— que manifiesta los mismos síntomas que los celíacos. A diferencia de quienes desarrollan esta enfermedad, la proteína pegajosa no les daña el intestino delgado, pero les causa, igualmente, inflamación, dolor abdominal, diarrea, constipación y fatiga. Y todos esos males desaparecen cuando dejan de comer gluten.
Más gente todavía se ve afectada en Australia, según informó The Herald al analizar un estudio de la Universidad de Newcastle: “Aproximadamente un 14% de los australianos informan sensibilidad al trigo, problemas estomacales que atribuyen a la ingesta de trigo”, dijo el neurogastroenterólogo Nicholas Talley. “Es un grupo grande de personas que al menos creen que sus síntomas se derivan de comer trigo, y lo restringen, o al gluten, en sus dietas”.
La tendencia tiene una década aproximadamente. De manera similar al diagnóstico de la enfermedad celíaca, la sensibilidad al gluten se da estadísticamente más entre mujeres que entre varones. Los resultados de sacar el gluten de la dieta varían, pero en general, según un estudio de la Universidad de Worcester, “la vasta mayoría de los participantes creyó que adherir a una dieta sin gluten les causó mejoría”.
“Algunos expertos argumentan que sin esta fermentación tradicional —el proceso mediante el cual partes del grano se comienzan a alterar por las bacterias del ácido láctico— mucha gente simplemente no puede digerir los granos adecuadamente para absorber los micronutrientes deseables que contienen”, argumentó la experta. “Por lo cual acaso el gluten no sea un interruptor digestivo per se, pero podría convertirse en uno al encontrarse en sus formas mal fermentadas, en particular cuando se mezcla con residuos de pesticidas, aditivos alimenticios y auxiliares de procesamiento que pueden causar problemas en sí mismos”, afirmó Joanna Blythman.
Fuente: Infobae