Por Eduardo Rivas* – Días atrás Carmen Rojas, vicepresidente del Club Saavedra, afirmaba que ‘los clubes de barrio salvan, porque contienen, porque enlazan a las personas con hermandad, porque muestran que uno solo no hace demasiado si no está con el compañero a la par, porque abrazan en el dolor, en los fracasos y en las alegrías, salvan de la soledad y de la invisibilidad, los clubes de barrio salvan de la indiferencia. Dan sentido de pertenencia a los pibes.’
Y agregaba, con certeza, que ‘en tiempos donde los contratos sociales están quebrados, los clubes de barrio están ahí para sostener.’
¿Cómo explicarle entonces a Carmen y a los 125 chicos y chicas que participan en el Club Saavedra que las prioridades del Municipio, tanto el Ejecutivo como el Deliberativo, son otras? ¿Cómo explicarle que el Club Saavedra es importante para quienes tienen que decidir, pero mucho más importante es Zárate Básket?
¿Cómo contarle que pese a los lindos discursos que hablan tanto de los clubes de barrio, para los dirigentes es más importante gastar dinero en la cancha de básquet del Club Paraná aun teniendo disponible en la ciudad otra cancha donde jugar, que en el Club Saavedra?
¿Cómo decirle que el dinero que debiera estar invertido en los jóvenes de los barrios se gasta en los grandes que juegan profesionalmente al futbol? ¿Cómo justificar que haya más dinero del Estado para los que juegan para vivir y no para quienes viven para jugar?
¿Cómo hacer para que crea que su club es una prioridad si se gastan miles de pesos en jugadores foráneos en lugar de la merienda diaria que reciben los chicos del barrio cuando van a practicar fútbol?
Mienten cuando dicen que los jóvenes son una prioridad, la prioridad es lo que se ve, por eso arreglan la costanera en lugar de hacer cloacas, por eso gastan millones en calle Justa Lima y no en tendidos de agua potable en los barrios.
Y cuando quieren hacer obras para la próxima elección en lugar de hacerlas para la próxima generación, las hacen mal, por ejemplo la cuenca pluvial de la calle Rómulo Noya.
Una obra que no tiene un lustro de realizada y una vez más, y van, cede el pavimento por hacerlo rápido y no como se debe hacer.
Porque no tienen en claro que es lo prioritario, o peor aún, creen que lo prioritario es lo secundario. Y no, aunque parezca una verdad de Perogrullo, lo primero es lo primero.
Y lo prioritario son las cloacas y el agua, no las peatonales y las costaneras.
Lo prioritario son nuestro niños y jóvenes, no nuestras estrellas de fútbol y de básquet.
Sólo cuando lo tengamos en claro y actuemos en consecuencia podremos progresar como sociedad, mientras tanto no será más que una puesta en escena temporal para objetivos efímeros.
Lo primero es lo primero.
* Licenciado en Ciencia Política | [email protected] | @eduardorivas07 | https://principedelmanicomio.wordpress.com/
