En esta época del año, aumentan los riesgos de incidentes como picaduras, fracturas o golpes de calor. En destinos turísticos, espacios como las salas de primeros auxiliares y los shockrooms están diseñados para atender urgencias y estabilizar a los pacientes antes de su traslado a hospitales. Lo que hay que saber para disfrutar de las vacaciones

Los centros de primeros auxilios en zonas turísticas ofrecen estabilización inicial en situaciones urgentes antes del traslado a hospitales (Imagen ilustrativa Infobae)

En verano, las vacaciones suelen ser sinónimo de descanso y desconexión, pero también de posibles imprevistos de salud que demandan atención inmediata. Por eso, los centros de primeros auxilios y las salas de emergencias desempeñan un rol crucial, especialmente en destinos turísticos como la playa o la montaña, donde las distancias con hospitales pueden ser mayores. Estos espacios están diseñados para estabilizar a los pacientes frente a situaciones urgentes, como picaduras, caídas, fracturas o lesiones leves, desmayos o golpes de calor, antes de ser trasladados a un centro médico de mayor complejidad.

Los centros de primeros auxilios “no son ni un centro de salud ni un hospital” y su objetivo principal es atender lo urgente, explicó Lelia Fernández, directora de Atención Primaria de la Salud en Necochea. Allí, “lo que se hace es estabilizar al paciente hasta que venga la ambulancia a buscarlo”, enfatizó. Por eso, por ejemplo, en ese distrito, uno de los centros de la costa atlántica bonaerense a partir de enero se incorporarán médicos para reforzar la atención en horario de playa. En estos lugares, el tiempo adquiere un significado vital, ya que puede marcar la diferencia en el desenlace de una emergencia.

La importancia de los primeros auxilios en verano

Durante los meses de verano, las emergencias de salud no disminuyen, sino que adquieren una dimensión particular debido al aumento de actividades al aire libre, las temperaturas elevadas y porque los lugares de vacaciones suelen estar lejos de los grandes centros urbanos.

Un ejemplo recurrente en estos casos es el manejo de picaduras de insectos o animales marinos. Ante una picadura de agua viva, se recomienda enjuagar la zona con agua de mar y aplicar compresas frías para aliviar el dolor. En tanto, en situaciones de fracturas o torceduras, el enfoque inicial es inmovilizar la zona afectada con vendajes o férulas hasta que pueda evaluarse en un hospital. Estos procedimientos simples pueden marcar la diferencia entre una recuperación rápida y complicaciones innecesarias.

Contar con un botiquín bien equipado puede marcar la diferencia en situaciones críticas

En este contexto, los centros de primeros auxilios cumplen un papel específico que difiere notablemente del de un hospital. Según Fernández, su función no es realizar diagnósticos ni tratar afecciones de rutina, sino ofrecer una atención inicial para estabilizar al paciente y permitir su traslado. “No es un lugar para ir porque te duele la muela o la cabeza. No se hacen diagnósticos, se atienden netamente los primeros auxilios”, aclara.

“El primer auxilio significa desde la famosa picadura de agua viva, un sangrado, que alguien se caiga hasta tener una torcedura o una fractura, aunque eso va a ser tratado después en el hospital”, aclaró Fernández.

Salas de primeros auxilios y shockrooms

En destinos turísticos, las salas de primeros auxilios y los shockrooms se convierten en puntos clave para la atención inmediata de emergencias. Estas instalaciones están diseñadas para actuar como el primer eslabón en la cadena de atención médica, brindando asistencia inicial antes de trasladar al paciente a un hospital. Como ejemplo, en Necochea y Quequén, las salas de primeros auxilios son gestionadas por personal de enfermería durante diciembre, mientras que en enero se incorporan médicos para reforzar la atención. “Todas van a tener una ambulancia cercana al lugar para poder hacer el traslado al hospital que corresponda”, destacó Fernández.

La diferencia entre las salas de primeros auxilios y los shockrooms radica en el nivel de equipamiento y complejidad. Según Tomás Piqueras, CEO de CSH, Compañía de Servicios Hospitalarios, una compañía especializada en equipamiento médico de vanguardia, una sala de primeros auxilios probablemente no cuente con tecnología avanzada, a diferencia de un shockroom.

Se aconseja evitar la exposición solar prolongada y consumir suficiente agua para evitar deshidrataciones veraniegas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Es decir que será posible medir y supervisar las constantes vitales de un paciente —frecuencia cardíaca, respiratoria, presión arterial, etc— con un monitor multiparamétrico, mientras que un monitor electrocardiográfico, también conocido como monitor de eventos cardíacos, sirve para registrar la actividad eléctrica del corazón, es decir, su frecuencia y ritmo. Por otra parte, un videloringoscopio se utiliza para intubar a pacientes que tienen dificultades para respirar, y que permite visualizar la vía aérea del paciente en tiempo real, lo que ayuda a los médicos a ser más precisos y a evitar daños en las vías respiratorias.

Por otra parte, una bomba de infusión es un dispositivo médico que se utiliza para administrar medicamentos o líquidos a los pacientes a través de un catéter o vía intravenosa. Su principal función es administrar medicamentos de forma precisa y segura, ya que permite controlar la cantidad, la velocidad y el tiempo de administración. “La tecnología más moderna y actualizada es la aliada del profesional a corto, mediano y largo plazo”, afirma Piqueras. Estas herramientas no solo mejoran la precisión del diagnóstico inicial, sino que también aumentan las posibilidades de éxito en los tratamientos.

En zonas turísticas, estos dispositivos se complementan con el uso de ambulancias equipadas para el traslado rápido de pacientes a centros de mayor complejidad.

Preparación y prevención durante las vacaciones

La anticipación es clave cuando se trata de primeros auxilios. Contar con un botiquín bien equipado puede marcar la diferencia en situaciones críticas. Según MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, es importante tener al menos un botiquín en casa y otro en el automóvil, con elementos básicos como gasas estériles, vendajes adhesivos, guantes, termómetros y desinfectantes. Además, incluir dispositivos como jeringas, pinzas y una máscara facial puede ser útil en emergencias específicas. Un detalle práctico es mantener siempre actualizado el contenido del botiquín, reemplazando los artículos vencidos o usados.

Si la actividad física es parte de las vacaciones, el entrenamiento debe ser gradual, preferentemente en horarios de menor calor (Imagen Ilustrativa Infobae)

En actividades al aire libre, resulta útil incluir elementos como repelentes para insectos, soluciones antisépticas y vendas elásticas para inmovilizar lesiones. Si el destino implica contacto con agua o deportes extremos, conviene sumar apósitos resistentes al agua y medicamentos para tratar náuseas o reacciones alérgicas leves.

Más allá de los suministros, adquirir conocimientos básicos en maniobras de primeros auxilios es una herramienta invaluable. Procedimientos como la reanimación cardiopulmonar (RCP) o la maniobra de Heimlich pueden salvar vidas mientras se espera la llegada de ayuda profesional.

Prevención de riesgos en verano: calor, sol y enfermedades
El verano también trae consigo riesgos específicos relacionados con las altas temperaturas, la exposición solar y ciertas enfermedades comunes en esta época. Según el Dr. Damián Zopatti, del Hospital de Clínicas, mantenerse hidratado es fundamental para prevenir golpes de calor y otras complicaciones asociadas con la pérdida excesiva de líquidos.

“El agua es fuente de vida y es esencial para la hidratación de nuestro cuerpo”, destacó el especialista, quien recomienda consumir al menos dos litros de agua al día.

Es importante evitar el consumo de bebidas azucaradas y alcohólicas, ya que estas pueden ser contraproducentes al generar mayor calor corporal. Además, durante jornadas calurosas, se recomienda buscar espacios frescos y ventilados, además de evitar la exposición prolongada al sol.

Si la actividad física es parte de las vacaciones, el entrenamiento debe ser gradual, preferentemente en horarios de menor calor.

Otro de los riesgos asociados al verano es la radiación ultravioleta. María Gabriela Gandolfi, del Hospital de Clínicas, explicó que el daño acumulativo de la exposición al sol es “irreversible” y que gran parte ocurre durante la niñez y la adolescencia. Para prevenirlo, se deben evitar las horas de máxima radiación (entre las 11:00 y las 16:00), usar protector solar con FPS alto y renovarlo cada dos horas o después de nadar, y complementar con ropa adecuada, como prendas claras, sombreros de ala ancha y lentes con filtro UV.

En cuanto a la prevención de enfermedades, la diarrea del viajero es una de las afecciones más comunes. Consumir agua potable, evitar alimentos crudos o mal cocidos y mantener una higiene rigurosa son medidas esenciales para evitar complicaciones gastrointestinales.

Antela posibilidad de picaduras de insectos, se recomienda usar repelentes efectivos, ropa que cubra la mayor parte del cuerpo y mosquiteros en los lugares de descanso. Estas medidas no solo protegen de molestias menores, sino también de enfermedades más graves como el dengue o la fiebre amarilla.

Fernández explicó que estas salas son capaces de atender desde caídas y torceduras hasta fracturas o picaduras graves (Colprensa)

Emergencias pediátricas: señales y diferencias

Las emergencias en niños requieren un enfoque diferenciado debido a su vulnerabilidad y porque manifiestan los síntomas diferentes a los adultos. Según el American College of Emergency Physicians, las señales de alerta más comunes en niños incluyen dificultad para respirar, fiebre alta acompañada de rigidez en el cuello o letargo excesivo, y cambios significativos en el comportamiento, como irritabilidad o confusión.

Las salas de primeros auxilios están diseñadas para estabilizar a los pacientes pediátricos en casos de urgencia. Fernández explicó que estas salas son capaces de atender desde caídas y torceduras hasta fracturas o picaduras graves, a la vez que permite un traslado seguro a hospitales especializados. Esta respuesta rápida es vital en casos como traumatismos o síntomas de enfermedades graves, donde el tiempo de reacción puede determinar el pronóstico del paciente.