En base a teledetección y a una aplicación web logran determinar la calidad de los pastos forrajeros en pastizales de EE.UU., de la Argentina y, potencialmente, en los de todo el mundo. El avance permitiría manejos pastoriles más eficientes.
Conocer la calidad del forraje en todo momento es fundamental para planificar la producción ganadera. En este sentido, un grupo de investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) creó para los pastizales del centro de los Estados Unidos una herramienta que, empleando información satelital, informa el contenido de proteína bruta de los pastos a lo largo de la estación de crecimiento de la vegetación. El desarrollo permitió determinar que la calidad de los pastos fue limitante para la productividad ganadera en el 80% de los años entre 2000 y 2021. La app está disponible en Internet, es de libre acceso y uso, y, dada la similitud de esos pastizales con los de nuestra Pampa Deprimida, se puede emplear también en esta región.
“Estudiamos los pastizales del centro de Estados Unidos, donde se concentra buena parte de su ganadería pastoril, básicamente de vacunos. Ahí, en primavera-verano se realizan actividades de cría —o sea, hacer que una vaca produzca un ternero— y engorde a pasto, para luego enviar los animales a feedlots, que son sistemas de engorde a corral. Estos pastizales tienen diversos pastos forrajeros, y lo que vimos que sucede es que la calidad de ese forraje disminuye a lo largo de la estación de crecimiento”, explicó Gonzalo Irisarri, docente de Forrajicultura en la FAUBA.
Gonzalo, quien también es investigador del CONICET, señaló que una característica de esos pastos es que cae notablemente su porcentaje de proteína cruda (PC), una medida de su calidad vinculada al contenido de nitrógeno en los tejidos. Es esencial que el porcentaje de PC del forraje no baje del 8% porque ese umbral de calidad define que las vacas dejen de comer y ganar peso. Para Irisarri, monitorear el valor de PC del forraje en tiempo real resulta vital para tomar decisiones de manejo.
“Entonces —comentó el docente—, para intentar documentar esos cambios en la calidad del forraje nos apoyamos en imágenes satelitales. Las imágenes nos permitieron realizar una calibración; es decir, relacionamos cierta información del espectro lumínico brindada por los satélites con datos disponibles de contenido de proteína cruda de los pastos. Y además, como el tipo de satélite que usamos orbita la Tierra hace 22 años, pudimos reconstruir la historia de la calidad del forraje en ese lapso”.
El trabajo de Irisarri y colaboradores, publicado en la revista Remote Sensing, permitió establecer que la calidad del forraje limita la productividad del ganado a lo largo de la estación de pastoreo. “Nuestro modelo predijo que la proteína cruda limitó la productividad del ganado en el 80% de los años entre 2000 y 2021, al menos durante el 60% del tiempo en cada estación de crecimiento de la vegetación”.
“Además —agregó Gonzalo—, también pudimos establecer que el umbral del 8% de proteína cruda ocurre año a año un poquito más temprano al final de la estación de crecimiento: se adelantó de finales de agosto en 2000 a mediados de julio en 2021. Si los productores hubieran finalizado la estación de crecimiento estrictamente en base a fechas, la estación de crecimiento en esos 22 años se habría acortado más de 2 días por año”.
Implicancias contraintuitivas
En los pastizales que estudió Irisarri, los productores tienden a mantener el ganado el mayor tiempo posible en los campos para intentar que ganen algo más de peso, esperando que ello les reditúe más dinero al venderlos. No obstante, el estudio de Gonzalo puso en evidencia cuán crítica es esa ventana de tiempo que finaliza al alcanzarse el mencionado 8% de proteína cruda de los pastos.
“Si los productores retiraran los animales del campo antes de lo habitual, ganarían más dinero. Eso parece contraintuitivo, pero la verdad es que muchas veces sus expectativas de ganancia de peso no se cumplen porque al forraje le falta nitrógeno y los animales no engordan. A esto hay que sumar la pérdida de tiempo y que todos terminan enviando el ganado al mercado el mismo momento, con lo que el precio de venta se deprime. Esto resalta aun más la importancia de controlar permanentemente la calidad del forraje”, advirtió.
Una herramienta necesaria
Para predecir la calidad del forraje en cualquier pastizal del planeta, Irisarri y su grupo desarrollaron una aplicación web libre y gratuita. “La empresa Google posee la mayor base de datos del mundo de imágenes satelitales de libre acceso y uso. Con ese material y con nuestro modelo desarrollamos una app que estima el contenido de proteína cruda del forraje cada 8 días desde el año 2000 hasta el presente para el lugar puntual de mundo que se esté mirando”, comentó Irisarri.
En vistas al posible uso de su herramienta en pastizales argentinos, el investigador comparó los pastizales del centro de USA con los de la Pampa Deprimida. “Los dos pastizales son similares, tanto en los ciclos de vida de sus pastos como en los rangos de variación de sus contenidos de proteína cruda. A priori, teníamos el pálpito de que podríamos emplear con cierta confianza la aplicación que desarrollamos”.
“Efectivamente, desde hace un tiempo vengo usando la herramienta para seguir el estado de los pastizales en la Pampa Deprimida —donde se produce la mayoría de los terneros del país—, en el marco climático del tercer año consecutivo en condiciones Niña. Este fenómeno excepcional determina sequía y frío, lo que limita el funcionamiento normal de las plantas. Entonces, una de las cosas que estoy registrando es que en esta región, la calidad del forraje en 2022 es de las peores de los últimos 22 años”, afirmó Irisarri.
A modo de cierre, Gonzalo destacó que desde instituciones como la FAUBA y el INTA se está trabajando en el desarrollo de aplicaciones para el sector ganadero. “Considero que este es un paso clave para avanzar en el diseño y la implementación de mejores manejos del pastoreo, que contemplen el monitoreo satelital de distintos parámetros que hacen a la calidad de los recursos forrajeros”.
Por: Pablo A. Roset (SLT-FAUBA)