El alto contenido de agua en los suelos de la región cerealera, sumado a lluvias más abundantes respecto al año pasado, auguran una muy buena cosecha fina. Mientras tanto, la sequía en la Cuenca del Paraná y la bajante del río afectan el transporte fluvial de granos.
Por: Pablo A. Roset
En un reciente informe, la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) señaló que, avanzada la siembra del trigo, las muy buenas condiciones de humedad del suelo y las expectativas de mejores niveles de precipitación que en la campaña anterior hacen prever una gran cosecha de cereales de invierno. Mientras tanto, las condiciones de sequía extrema en la Mesopotamia y la cuenca del Río Paraná afectan el normal suministro de agua a las ciudades y la carga de granos en barcos de gran calado. Por último, el fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur se mantendrá en condiciones de neutralidad hasta principios de la primavera.
Según Liliana Spescha, docente de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la FAUBA, el Índice de Sequía BHOA IMERG (ISBI) indica, hacia fines de junio, que se mantienen las condiciones de sequía intensa en la Mesopotamia —especialmente en el norte de Misiones—, en el límite entre la Región Chaqueña y el NOA, y en áreas del noroeste de la Patagonia. La sequía en Misiones afecta especialmente a cultivos regionales como el tabaco y el té, entre otros, además de dificultar el acceso al agua potable en centros urbanos.
Además, la condición de sequía extrema que afecta a toda la cuenca del Río Paraná provoca una tendencia descendente en los niveles del río. “Está llegando a niveles históricos, y esto afecta los usos del recurso hídrico, en especial en la captación de agua fluvial para consumo urbano. En el territorio argentino, esta bajante del Paraná es extraordinaria y está generando complicaciones logísticas como la carga de menor tonelaje de granos en barcos de gran porte en el puerto de Rosario”, explicó Spescha, coautora del informe junto a Adela Veliz y a María Elena Fernández Long, docentes de la misma cátedra.
Por su parte, Veliz puntualizó que actualmente sigue adelante la siembra de trigo, que para esta campaña 2021/2022 se proyecta en 6,5 millones de hectáreas. “En general, los contenidos de humedad edáfica son buenos, pero existen condiciones contrastantes entre algunas áreas agrícolas. Por ejemplo, en ocasiones, en la provincia de Buenos Aires se debió interrumpir las labores debido a la falta de piso por excesos de agua en las capas superficiales del suelo, mientras que en el noroeste del país ocurrieron situaciones de humedad superficial escasa”.
En este sentido, la docente añadió que casi toda la región triguera tiene reservas de agua superiores a lo normal —excepto el extremo sur de la provincia de Buenos Aires—, lo cual implica que el trigo arrancará esta nueva campaña con humedad edáfica más que suficiente para asegurar una buena implantación y atravesar las primeras etapas fenológicas en inmejorables condiciones.
“A modo de ejemplo podemos analizar dos situaciones distintas en la evolución del almacenaje de agua en el suelo, tomando el perfil hasta 1 metro de profundidad. En Salta, los niveles de reserva vienen disminuyendo desde mediados de otoño. En cambio, en Tres Arroyos, la campaña comenzó con muy buenos niveles de humedad”, comentó Veliz.
El informe resalta que durante el mes de junio también se registró el ingreso de masas de aire frío de origen polar, típico de la estación invernal. Esto sucedió en tres oportunidades, provocando olas de frío. La de mayor intensidad en cuanto a duración y valores mínimos extremos de temperatura fue la que ocurrió en la segunda década (período que se corresponde con la tercera semana) de junio, con las consecuentes heladas intensas. También se registraron nevadas en Córdoba, que por su peso afectaron estructuras de invernaderos en zonas periurbanas. Por último, también se registraron nevadas en la última semana de junio en algunas localidades del noroeste de la provincia de Buenos Aires.
“También durante junio se terminó de cosechar la soja, con un total de 43,5 millones de toneladas”, sostuvo Veliz, y agregó que ello representa una disminución de más del 11% con respecto a la campaña anterior. Las causas se debieron principalmente a que ese cultivo transitó gran parte del inicio de la campaña en condiciones de La Niña.
¿Qué pasará con las lluvias y las temperaturas?
María Elena Fernández Long comentó brevemente los contenidos del pronóstico trimestral que elaboran —en el ámbito del Servicio Meteorológico Nacional— distintos organismos oficiales, incluyendo a la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas. “Para julio, agosto y septiembre, las precipitaciones serán inferiores a lo normal en el norte del Litoral, en Cuyo, en La Pampa y en el oeste de Buenos Aires. Serán normales o inferiores a lo normal en el centro y el norte del país, en el sur del Litoral y en el este de Buenos Aires, mientras que en el sur de la Patagonia serían de normales a superiores a lo normal. En el resto del territorio nacional, las lluvias estarán dentro de los valores normales”.
La investigadora agregó que las temperaturas medias serían superiores en la Patagonia y de normales a superiores a lo normal en Cuyo, en el NOA, en La Pampa y en el oeste de Buenos Aires. Mientras tanto, en el resto del país, los valores serían normales.
“Con respecto al fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS o ENSO), según el informe que publicó el International Research Institute for Climate and Society el 18 de junio, los modelos dinámicos y estadísticos indican que existe un 72% de probabilidad de que las condiciones neutrales continúen durante el resto del invierno y principios de primavera”, dijo Adela Veliz.
Para finalizar, las docentes coincidieron en que todos los indicadores y forzantes de escala global y regional indican un mejor comportamiento de las lluvias con respecto al año pasado, lo que, sumado al elevado contenido de agua del suelo, hace vislumbrar una muy buena cosecha fina.