Por Sofía Falke – “Los obstáculos son esas cosas que las personas ven cuando dejan de mirar sus metas”. E. Joseph Cossman
A lo largo de nuestras vidas pasamos por momentos en los que nos sentimos cómodos, felices, y plenos; esos en donde “no cambiaríamos nada porque todo está perfecto”. Pero también transitamos otros, en los que no todo parece tan acomodado, lo que nos lleva a pensar en que no tenemos del todo claro a dónde vamos, cuáles son nuestros objetivos, si estamos haciendo hoy lo que nos llevará a donde queremos estar mañana. En esos días, comenzamos a dudar de lo que algún día nos hizo sentir tan seguros como, por ejemplo, “¿qué hubiese pasado si hubiese elegido esto, o aquello?”
En varias oportunidades, hemos escuchado a personas que se preguntan si se confundieron de colegio, de carrera, de trabajo; preguntan si deben cambiarse, si estaría bien tomar riesgos, si deben dejar todo y comenzar una nueva vida, en cualquier aspecto de la vida cotidiana.
Es allí, donde sentimos que en la vida “no vamos a llegar a nada”. A veces, conscientes de nuestra disconformidad, preferimos hacer como si nada pasara, para así evitar transitar la reflexión que a varios les resulta emocionalmente agotadora. Quedarse en el molde, en la rutina, en la zona de confort es enormemente tentador.
Estos pensamientos fueron los que pasaron por mi mente al observar esta foto. Creo que, en gran parte, la vida se trata de subir, de subir y no bajar; Cabe aclarar que me refiero a nuestra actitud. La actitud frente a la vida es todo… se trata de mantenernos vivos, de nunca bajar los brazos porque estamos seguros de que nosotros podemos, que se puede y que lograremos cualquier cosa que nos propongamos. Creo que cuando confiamos en nosotros mismos y somos “nuestro mejor amigo” en lugar de “nuestro peor enemigo”, nada puede salir mal; porque la paz con la que vivimos cuando nos decimos a nosotros mismos que “va a estar todo bien” para mí es lo que nos guía a llegar más lejos. De eso se trata, de querer llegar lo más alto posible: a esto no me refiero únicamente con lo laboral, sino a lo espiritual. Llegar a lo más alto de la armonía posible dentro nuestro. Enfocándonos en preguntarnos de a ratos quienes queremos ser, a dónde queremos llegar, ser conscientes de que lo que hacemos hoy nos llevará a donde queremos llegar mañana.
Al final del camino, somos nosotros, con nosotros mismos, solos, encontrándonos y perdiéndonos, ¿qué más lindo que dejar que la vida nos lleve por lugares que nunca creímos pasar? ¿qué nos lleve a algún otro mundo que nunca habíamos visto?
Y si en algún momento dudamos de nosotros, no dudamos en volver a encontrarnos, porque cuando uno está bien, todo va a estar bien. Vamos a llegar más alto.