Por Daniel A. Vogel - Si esta columna la escribiría Carlos Gardel, tal vez empezaría así: “·Por una cabeza de un noble potrillo que justo en la raya afloja al llegar y que al regresar parece decir: No olvides, hermano, vos sabes, no hay que jugar...” Pero. la escribe otro que solo le cambiaría: “CADU, vos sabés, jugar...”
Porque se...