La “Casa del Mundial”, en la localidad bonaerense de Olivos, y el “Templo Manija”, en la “mística” Capilla del Monte, en Córdoba, son los nombres de las sedes oficiales en las que estos amigos decidieron concentrar para vivir una nueva edición del mundial.

Grupos de amigos de la ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Córdoba alquilaron casas fuera de sus ciudades y se fueron a convivir durante un mes para ver juntos los partidos del Mundial de Qatar y vivir “la locura mundialista” con “el ritual y la mística” que caracteriza al fútbol argentino.

La “Casa del Mundial”, en la localidad bonaerense de Olivos, y el “Templo Manija”, en la “mística” Capilla del Monte, en Córdoba, son los nombres de las sedes oficiales en las que estos amigos decidieron concentrar para vivir una nueva edición del mundial.

En ambos casos, la idea surgió hace ya un año, motivados por la idea de que probablemente sea para ellos, que tienen entre 29 y 30 años, el último mundial que puedan “vivir con esta intensidad”.

“Para nosotros el fútbol es una gran parte de nuestra vida. Somos fanáticos del fútbol y vivirlo todos juntos es algo único que no se va a repetir”, sostuvieron en diálogo con Télam Nicolás Lev y Franco Sack, integrantes de la “Casa del Mundial”.

La adhesión del resto del grupo de amigos fue “automática”, motorizados por lo inédito de que “desde 1930 éste sea el único mundial que se hace durante el verano argentino”.

Durante los meses previos idearon distintas opciones para ser parte de esta “locura mundialista”: el pack “Lionel Andrés Messi”, para quienes se suman a la experiencia completa durante un mes, y los packs de “La Escaloneta”, para compartir únicamente los partidos del seleccionado argentino y los fines de semana.

Para que las cosas funcionen durante un mes de convivencia, el grupo se organizó en “Ministerios”: están los de Economía, Alimentación, Bebidas, Limpieza y Orden, Apuestas, Selección argentina, y Entretenimiento.

El de Selección argentina es el encargado de supervisar que “todo esté listo los días que juega la selección argentina” y que se dedicó a la confección de las banderas y comprar la decoración albiceleste para ambientar.

Templo Manija, en Capilla

Con la misma “manija” viven el mundial en Córdoba Francisco Hernández Piotti y Santiago Roldán, junto a otros cuatro amigos, que iniciaron con esta idea cuando Argentina se consagró campeón de la Copa América en 2021, que vieron “juntos de principio a fin”.

“Nosotros veníamos medio desesperanzados y la verdad es que somos un poco críticos del sistema de fútbol. Pero de repente la Copa América fue una locura y nos volvió a conectar con la pasión, el ritual, volvió a generar un sentir común de pertenencia”, expresó Francisco.

Y Santiago continuó: “Lo vivimos con tanta intensidad que de repente se nos ocurrió que podía ser muy cinematográfico y que para el mundial podíamos registrar todo eso que grafica lo que vivimos los argentinos”.

Fue ahí cuando surgió la idea de grabar “Nuestra Última Copa”, un documental sobre la experiencia de vivir un mundial en convivencia, ideado por ellos pero coproducido y protagonizado por los seis integrantes del “Templo” en la Punilla cordobesa.

El nombre, explicaron, se debe a que el de Qatar podría ser, según sus propias declaraciones, el último mundial de Lionel Messi.

Ambos grupos de amigos coincidieron en que, más allá de compartir el mundial entre amigos, el objetivo también es “redoblar el apoyo, mandar buenas energías y fuerza al equipo, a los pibes de la selección”.

En San Isidro

En una casaquinta de San Isidro, en provincia de Buenos Aires, un tercer grupo de 8 amigos de entre 25 y 26 años eligió vivir el Mundial de Qatar de la misma manera.

“Siempre nos caracterizó mucho la unión por la selección. Todos somos amantes del fútbol y el mundial permite reunir ese amor en un mismo equipo”, expresó a Télam Joaquín Grabia, uno de los integrantes.

Desde que empieza hasta que termina, cada jornada mundialista se vive en cada una de las casas con especial entusiasmo y, pese a que algunos tienen que trabajar remoto o ir presencial, intentan estar prendidos en cada partido que se juega.

Y así fue, especialmente, durante el debut del conjunto argentino el martes pasado, que los encontró desde las 6 de la mañana a todos juntos expectantes frente a la pantalla, en una casa teñida de celeste y blanco acorde a la ocasión.

La vigilia de la noche del lunes previo al debut, admitió Joaquín, no fue nada fácil, porque entre “los nervios y la manija” resultó una odisea lograr conciliar el sueño.

En las tres casas son todos cabuleros, pero tras la derrota frente a Arabia Saudita, el grupo decidió que “de cara al sábado el plan va a ser distinto, cada uno hará lo que le salga por los nervios que acarrea el partido”, dijo Joaquín.

“En el debut no se dio el resultado que queríamos pero estamos seguros que el sábado nos va a ir bien. Estamos con ganas de que llegue, con ganas de que la selección gane”, se entusiasmaron Nicolás y Franco, de la “Casa del Mundial”, que este sábado se prepara para un nuevo partido de la selección con un menú “indiscutido”: picada y “un buen asado”, al que están invitados familiares y parejas.

Por su parte, desde Córdoba Santiago y Francisco aseguraron que como hinchas la derrota fue “durísima”.

“Veníamos depositando muchas expectativas, como todo el mundo, y de repente esto fue un mazazo”, expresaron ambos y concluyeron: “Ahora estamos tranquilos, no nos aceleramos tanto, pero depositamos toda la fe en ellos”.

Foto: Julián Álvarez.