UN DUELO ANTICIPADO

Por María Cristina Romano – Teniendo en cuenta que estamos viviendo de manera rápida y muy sorpresiva ante situaciones que no esperamos, estuve pensando que podría compartir un tema tan importante cuando la vida nos sorprende y no esperamos, ni esperábamos que pase tal o cual situación. Les comparto esta Info de la página de “Educa y Aprende” que podría ayudarte, si estás pasando algo que no esperabas como la ausencia de un ser querido, una mudanza, una enfermedad terminal o lo que suceda en el entorno de tus seres queridos.

El tema para conocer, saber qué hacer, cómo prepararse, procesarlo y superarlo sería así: “El duelo anticipado trata sobre un proceso que algunas personas afrontan, ante la expectativa certera que se tendrá una pérdida de algo importante para nosotros, por ejemplo, de un ser querido que va a fallecer.

Describir al duelo con palabras como tristeza o congoja y tanto los adultos como los niños también pueden tener estos sentimientos de aflicción al perder a un ser querido, una mascota, un lugar, una cosa, un estilo de vida o la salud, por lo que debemos saber cómo ayudarles a superar el duelo.

No existe un tiempo definido para el duelo, por lo tanto, el duelo es un sentimiento que se manifiesta de maneras diferentes en cada persona. Es tan relativo el tiempo que dura el duelo, que algunas personas se adaptan a la pérdida en un par de meses y otras podrían tardar años en superarlo. El duelo anticipado puede ser un proceso más duro para unos que para otros y esto va a depender de múltiples circunstancias, especialmente si esa pérdida implica un cambio abrupto en sus vidas.

En términos generales, se puede hablar de dos casos supuestos que propician el duelo anticipado: El caso más frecuente del duelo anticipado, se da cuando un ser querido padece una enfermedad y su pronóstico de vida es reservado o terminal, por lo que el duelo se va elaborando ante la inminente pérdida que se aproxima. Otro caso supuesto de un duelo anticipado, ocurre cuando un ser querido desaparece bajo circunstancias extrañas o violentas; es el caso de las desapariciones o de accidentes de gran envergadura en los que se tarda en conocer el balance de las víctimas.

En ambos casos supuestos, los familiares han tenido más de tiempo para prepararse ante la pérdida, que si la muerte se produce de forma repentina. En todo caso, generalmente para los adultos es más fácil sobreponerse al duelo que los peques, por lo que hay maneras de hablarles de la muerte a los niños, para que ese proceso sea lo menos traumático.

Hay aspectos que facilitan el duelo anticipado, como la posibilidad de restar el impacto al hecho de la muerte en sí, al tener esperanza hasta que la muerte se produce o el cuerpo aparece. Anticiparse ofrece al entorno de los allegados, la posibilidad de apoyarse durante el tiempo que dure la enfermedad o la desaparición, acompañándose durante esos momentos previos a la muerte.

Entre los aspectos que dificultan el duelo anticipado, podemos mencionar el caso de seres queridos que pasan por una enfermedad larga y al duelo se le suma el deterioro que sufre el ser querido antes de fallecer. Esto evidentemente, añade un componente de trauma al proceso de duelo, por la incertidumbre y por el miedo a lo que pueda estar sucediendo y de nuestra incapacidad para controlar la situación. Aunque la tarea principal del duelo es aceptar la realidad de la muerte, ésta no se completa hasta que no ha pasado el tiempo necesario para gestionarlo y drenarlo.

Sea el duelo anticipado o no, todos los duelos implican momentos difíciles que no todos estamos preparados para manejar y en caso de ser necesario, es importante buscar ayuda terapéutica. Esta anticipación ayuda a prevenir o a preparamos ante lo que va a ocurrir y aunque el dolor no se va a eliminar, el sufrimiento se puede atenuar, pues conocemos de antemano su causa.

De esta manera, el anticiparse al duelo puede ayudar a reconocer la realidad de la pérdida de forma gradual; resolver asuntos pendientes o aplazados y que la consciencia que el final se aproxima, supone el impulso necesario para abordarlos; cambiar aspectos de uno mismo y aprender a dar valor al presente para descubrir lo esencial y poder dar profundidad a la vida que queda por vivir; prepararse para la pérdida con una progresiva resignación emocional y tener la oportunidad de poder expresar las emociones a tiempo; poder planificar el futuro para las personas que quedan.”

Espero que esta información tan actual para estos días donde el COVID se ha llevado muchas vidas y otras situaciones haya sido un aporte más a la columna semanal que aporto una vez a la semana. Si algún lector desea algún tema en especial acepto sugerencias y/o pedidos que siempre, serán bienvenidos para aportar a quien desee informarse y conocer un poquito más cada día.

SOY CRISTINA. Chau.