Es importante consultar con un médico especialista otorrinolaringólogo ante síntomas tales como zumbidos, mareos, sensación de pérdida auditiva y dolor de oído.
Bajar el volumen al usar auriculares, no exponerse a ruidos intensos de forma prolongada y realizar una consulta cuando se presenta algún síntoma son algunas de las claves para mantener una buena salud auditiva y prevenir la hipoacusia, una condición que afecta a una de cada cuatro personas mayores de 60 años.
“La pérdida de audición que incapacita es aquella que tiene un impacto de gran alcance en la persona y su familia dado que afecta a la comunicación y el habla, la cognición, la educación y el empleo y genera aislamiento social”, afirmó la licenciada en Fonoaudiología Mirta Sterin, integrante del Servicio de Audiología del Hospital de Clínicas, en un comunicado difundido por la institución.
De acuerdo a la OMS, la prevalencia de pérdida auditiva aumenta con la edad y se estima que entre los mayores de 60 años más del 25% la padece.
“Es importante consultar con un médico especialista otorrinolaringólogo ante síntomas tales como zumbidos, mareos, sensación de pérdida auditiva, dolor de oído, supuración, y evaluar correctamente la audición en caso de ser necesario por un profesional fonoaudiólogo”, afirmó.
Desde el Servicio sostuvieron la importancia de hacer un chequeo del sistema auditivo, aunque no se tengan estos síntomas.
Con respecto a los niños, se suma la evaluación del desarrollo del lenguaje y la comunicación.
“En todo niño en el que se detecte una alteración del habla y/o del lenguaje debe realizarse una evaluación auditiva acorde a su edad madurativa, teniendo en cuenta si presenta antecedentes de riesgo para desarrollar hipoacusia, como ser factores hereditarios o causas relacionadas al embarazo o parto. En ese caso deberá realizar un seguimiento riguroso de su audición durante los primeros años de vida”, aclaró la especialista.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se entiende por cuidado del oído y la audición a “todas las intervenciones necesarias para prevenir, identificar y tratar la pérdida auditiva y las enfermedades relacionadas con el oído, incluyendo rehabilitación y apoyo para personas con pérdida auditiva”.
En relación a la prevención, el ruido en las ciudades se considera un contaminante ambiental y un factor de riesgo para la salud auditiva, así como las altas intensidades a las que las personas están expuestas en bares, boliches y lugares recreativos en general.
Desde el equipo del Servicio de Audiología sostuvieron que “se considera que a partir de los 85 decibeles (dB) aumenta el riesgo de daño de las células ciliadas del oído”.
“La cantidad de tiempo que podemos estar expuestos sin riesgo disminuye en relación al incremento de la intensidad del sonido, por lo que en caso de trabajar en ambientes con sonido intenso, siempre se deben utilizar protectores auditivos”, indicaron.
El uso de auriculares representa también una preocupación para los especialistas porque al utilizarse en vía pública “lleva a que las personas aumenten el volumen de lo que escuchan para superar el ruido ambiente, lo que representa un riesgo para la audición, además de su uso durante largos periodos de tiempo”, describieron.
“Siempre se debe mantener un volumen adecuado en los dispositivos de audio y limitar el tiempo de exposición al ruido. Si no podemos evitarlo o reducirlo, se deben hacer descansos auditivos para no fatigar o lesionar el oído de forma permanente”, añadieron. (DIB)