Una tentación para nada barata: el bombón más caro del mundo cuesta casi 10 mil dólares

Lo diseñó un artesano chocolatero portugués y se trata de una serie limitada de 1000 ejemplares. Argentina, entre los países en los que hay compradores; el “envoltorio” es una campana con 5500 cristales Swarovski.

Hay quienes sienten culpa después de comerse un chocolate. Pero en el caso del bombón más caro del mundo, no son las calorías lo que más pesa, sino su costo: casi 10.000 dólares en un pequeño bocado sólo apto para paladares exigentes y bolsillos abultados.

El padre de la joya gastronómica es el artesano chocolatero portugués Daniel Marcelino Gomes, quien ya conquistó a algunas de las personas más ricas del mundo gracias a la creación de un bombón elaborado con oro de 23 quilates, que cuesta 7.728 euros (más de 9.500 dólares), lo que lo convierte en “el más caro del mundo”.


 

“Es una gran sorpresa para las personas cuando lo ven”, asegura Gomes, ya que es una pieza muy pequeña y vale mucho dinero.

El bombón tiene forma de diamante, para realzar aún más su característica de producto exclusivo de lujo, y mide tres centímetros de alto por 2,5 de ancho.


 

Según el artesano chocolatero, la idea surgió hace tres años, cuando su empresa quiso catapultarse para un “segmento de lujo”, con el fin de llegar a los consumidores más caprichosos y con alto poder adquisitivo.

“El oro se come desde hace más de mil años”, responde ante la pregunta sobre si el inusual ingrediente es comestible. En cantidades muy pequeñas, su consumo “es beneficioso para la sangre”, añade.

Eso sí, en la boca “el oro no tiene gusto a nada”, motivo por el que el sabor de este bombón se caracteriza por otros ingredientes.

La pieza, cada una con un registro de serie y personalizada con el nombre del comprador, es elaborada durante tres semanas y precisa de “mucha paciencia y calma”, esos son los componentes esenciales, manifestó.

Este bombón caro y exclusivo ya encontró compradores en Emiratos Árabes Unidos, sobre todo en Dubai, Rusia, Angola y también Argentina. No obstante, Gomes, de 35 años, dijo que no puede revelar el nombre de quienes encargaron las piezas ni cuántas elaboró desde que empezó a fabricarlas en 2015. La serie se limitará a mil ejemplares.

El lujo no se acaba en el bombón. Su envoltorio merece un capítulo aparte, ya que se entrega bajo una campana elaborada con 5.500 cristales de Swarovski, decorada también con un adorno de oro.