En las últimas semanas, el debate sobre el chat GPT (Generative Pre-trained Transformer) ha estado en la agenda y en boca de todos nosotros.

En lo que respecta a la educación, su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y generar texto coherente y relevante ha despertado diversas opiniones.

Por un lado, el GPT puede ser utilizado para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Por ejemplo, permite crear materiales didácticos, interactivos y personalizados que se adapten a las necesidades y habilidades de los estudiantes. Además, puede ser usado para crear respuestas automáticas a preguntas frecuentes, lo que puede reducir la carga de trabajo de los profesores y permitirles centrarse en actividades más importantes y valiosas.

Otra aplicación potencial del chat en la educación es su uso en la retroalimentación de los trabajos de los estudiantes. El modelo puede ser entrenado para evaluar sus trabajo y proporcionar retroalimentación automática, lo que podría ahorrar tiempo y esfuerzo a los profesores. Asimismo, este uso puede ser beneficioso para los estudiantes, ya que les proporciona retroalimentación inmediata y detallada sobre su trabajo.

Sin embargo, a pesar de sus ventajas potenciales, también hay algunas desventajas que deben ser consideradas. Una de ellas es la posibilidad de que el GPT proporcione información inexacta o errónea. Debido a que el modelo se entrena en grandes cantidades de datos, algunos de los cuales pueden ser imprecisos o tendenciosos, existe el riesgo que el modelo produzca información incorrecta o sesgada. Esto puede ser especialmente problemático en el contexto de la educación, donde la precisión y la imparcialidad son fundamentales.

Se suma a esto que su uso podría disminuir la capacidad de los estudiantes para procesar y retener información por sí mismos. Si los alumnos se acostumbran a depender del modelo para obtener respuestas y soluciones, podrían perder la capacidad de procesar y retener información, lo que podría tener un impacto negativo en su desarrollo cognitivo a largo plazo.

En conclusión, el uso del GPT en la educación tiene tanto ventajas como desventajas. Si se utiliza de manera adecuada y consciente de sus limitaciones, puede ser una herramienta valiosa para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, es importante que los educadores y estudiantes sean críticos y reflexivos sobre el contenido generado por el modelo y su impacto en el desarrollo cognitivo. En consonancia y a pesar de las disímiles posturas, existe un innegable factor común: definitivamente este desarrollo ha revolucionado la forma en que se procesa y utiliza la información en la era digital.