La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) se conoce comúnmente como enfermedad de Lou Gehrig y es una enfermedad neurológica progresiva, afectando al movimiento muscular al evitar que los nervios que controlan estos movimientos funcionen correctamente.
A medida que pasa el tiempo, los nervios disfuncionales causan debilidad muscular y los músculos debilitados gradualmente provocan parálisis.
Las últimas etapas de la ELA pueden afectar a la respiración y otras funciones corporales cruciales, conduciendo a la muerte. Esto se debe a que los nervios que controlan estas funciones se ven gravemente afectados por la enfermedad.
Diferencia entre EM y ELA
Tanto la Esclerosis Múltiple (EM) como la ELA son enfermedades neurodegenerativas que afectan el sistema nervioso central, a saber: el cerebro y la médula espinal. En muchos casos, ambas tienen síntomas similares, como debilidad muscular y parálisis. Desafortunadamente ninguna de las dos enfermedades tiene cura, pero ambas pueden ser tratadas.
La ELA es más común en los hombres que en las mujeres y aparece en cualquier rango de edad entre los 4 y 70 años. Por el contrario, la esclerosis múltiple es más común en las mujeres y generalmente ocurre entre los 20 y 50 años.
¿Quién descubrió esta enfermedad neurológica?
Los primeros indicios de ELA se ven hacia la segunda mitad del siglo XIX, cuando el pionero neurólogo francés y profesor de anatomía patológica (también fue el primer profesor de neurología del mundo), Jean-Martin Charcot, fue asignado al Hospital de la Pitié-Salpêtrière. En dicho lugar, Charcot se interesó por este tipo de problemas neurológicos y comenzó a investigarlo, clasificando y diferenciando la enfermedad de otras afecciones nerviosas, definiendo luego la Esclerosis Lateral Amiotrófica en 1869.
¿Qué es la ELA?
Es un grupo de enfermedades neurológicas raras que afectan principalmente a las células nerviosas (neuronas) responsables de controlar el movimiento muscular voluntario. Los músculos voluntarios producen movimientos como masticar, caminar y hablar. La enfermedad es progresiva, lo que significa que los síntomas empeoran con el tiempo. Actualmente, no hay cura para la ELA ni tratamiento efectivo para detener o revertir su progresión.
El término proviene del griego “amiotrófico” que significa pérdida o adelgazamiento del músculo. “Lateral” se refiere a la ubicación de las células nerviosas que se deterioran en la médula espinal. Cuando estas células nerviosas mueren, dejan una cicatriz en la médula espinal que se conoce como “esclerosis”.
Síntomas
Los primeros síntomas de la ELA generalmente incluyen debilidad muscular o rigidez. Gradualmente, todos los músculos bajo control voluntario se ven afectados y los pacientes pierden su fuerza y la capacidad de hablar, comer, moverse e incluso respirar. La diseminación de los síntomas varía de paciente a paciente, pero eventualmente, todos perderán la capacidad de moverse y respirar por sí mismos.
Factores que influyen
Fumar y la exposición al humo de segunda mano pueden ser factores de riesgo en el desarrollo de ELA y la ELA relacionada con el tabaquismo afecta a un porcentaje relativamente grande de la población, al menos en Estados Unidos. Se han encontrado algunos factores posibles entre la ELA y un trauma mecánico o eléctrico, el servicio militar, altos niveles de ejercicio, productos químicos agrícolas y una variedad de metales pesados. Sin embargo, no hay evidencia científica concluyente acerca de que los cambios de estilo de vida específicos puedan disminuir el riesgo de padecer la enfermedad.
El futuro
Se estima que en un momento dado, de 1 a 7 de cada 100.000 personas en el mundo tendrá ELA. Se diagnostican 15 nuevos casos cada día, siendo una enfermedad que aparece por todo el planeta sin límites raciales, étnicos o socioeconómicos obvios.
Fuente: Muy Interesante