Un equipo de investigadores del CONICET y del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) calculó que un aumento en los impuestos a los cigarrillos y mayores restricciones en la publicidad para su venta, podrían generar una reducción importante en las muertes anuales atribuibles al tabaquismo, así como también reducir los gastos que debe afrontar el sistema de salud.
En Argentina, más de 44.000 personas mueren cada año por patologías asociadas al consumo de tabaco, una cifra muy similar a la cantidad de personas que murieron en el 2020 por la pandemia de COVID-19. A pesar del alarmante número de muertes que se repite año a año, Argentina es uno de los pocos países del mundo que no ratificó el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS) en pos de revertir este escenario.
Un equipo de investigadores del CONICET y del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) estimó con dos modelos probabilísticos los beneficios sanitarios y económicos que podrían obtener los países al aplicar dos de las estrategias más recomendadas para el control del tabaquismo. La primera medida consiste en aumentar los impuestos a los productos con tabaco y, en segundo lugar, lograr optimizar las prohibiciones de publicidad de estos productos en el país.
“Aumentar el precio de los cigarrillos hace que la gente fume menos, que deje, que quién dejó de fumar tenga menos recaídas y, sobre todo, hace que la gente joven no comience. En Argentina, como en todo Latinoamérica, los cigarrillos son baratos en relación al poder adquisitivo de las personas, son muy asequibles y esto es sumamente perjudicial”, alertó el doctor en Medicina, Andrés Pichon-Riviere, actual director ejecutivo del IECS e investigador del CONICET.
En el país, entre los gastos directos por atención médica y los costos indirectos -fruto de la productividad laboral perdida y el tiempo de cuidados brindados por familiares y allegados-, se pierden más de 5.500 millones de dólares por año, lo que representa el 1.2 por ciento del PBI. A pesar del gran costo que implica atender los daños causados por el cigarrillo, con los impuestos actuales apenas se cubre el 26 por ciento de los costos totales.
“Si a través de impuestos en Argentina se aumentaran los precios de los cigarrillos en un 50 por ciento, en un plazo de diez años se obtendría un beneficio económico de casi 9.000 millones de dólares, proveniente principalmente del ahorro de costos en el sistema de salud y de una mayor recaudación fiscal”, detalló el magister en Ciencias en Epidemiología Clínica de la Universidad de Harvard en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
“Aplicando esta sola medida, en un término de diez años, se evitarían en el país más de 22 mil muertes y se reuniría dinero para, por ejemplo, poder construir 1.750 escuelas”, destacó Pichón-Riviere, a la vez que aclaró que esta estrategia debería ir acompañada de un control en el precio del tabaco suelto, así como también de una restricción el acceso al cigarrillo electrónico. “Siempre la recomendación es no fumar. No hay evidencia de que un tipo de consumo sea menos perjudicial que el otro”, agregó.
La publicidad bajo la mira
Además del aumento en los impuestos, los investigadores del IECS estudiaron el impacto que tiene la publicidad y el marketing en el consumo de cigarrillos. “Todos los países de Latinoamérica que estudiamos tienen algún nivel de restricción en publicidad, pero ninguno está haciendo todo lo que se podría hacer y, sobre todo, en la totalidad de los casos hay normas que se aplican mal o no están controladas”, señaló Pichón-Riviere.
“Lo que analizamos -detalló el investigador-, son los beneficios que obtendrían si implementasen bien lo que tienen reglamentado ahora y, también, qué sucedería si aplicasen las restricciones totales. Por ejemplo, en el caso de Argentina, Chile y Bolivia, que tienen prohibiciones de nivel intermedio, si las restricciones actuales se cumpliesen a la perfección, se estarían evitando 11 mil, 5.400 y 1.500 muertes respectivamente.
Aparte de la prevención de muertes, en Argentina, en diez años también se evitarían 17.400 enfermedades cardiacas, 6.300 ACV, 15.800 EPOC, 5 mil eventos de cáncer y se ahorrarían 906 millones de dólares.
En la investigación se puede apreciar que cada país es un caso distinto. Brasil y Colombia ya tienen prohibiciones integrales con un 90 por ciento y 75 por ciento de cumplimiento, respectivamente, mientras que México y Perú tienen una prohibición nula o muy limitada.
“En los países de América Latina -resaltó- existe una relación inversa entre el nivel de ingresos y la prevalencia del tabaquismo, lo que demuestra que el tabaco causa un daño mayor en los grupos más desfavorecidos. Además, se ha sugerido que la prohibición de la publicidad del tabaco podría tener un mayor impacto en quienes tienen menos recursos económicos y menor nivel de educación”.
“Si se cumple con los ambientes libres de humo, se refuerzan algunas restricciones en publicidad, se aplica un aumento en los impuestos y se implementa el empaquetado genérico con advertencias sobre los riesgos de consumir el producto para evitar que las cajitas sean lindas y vistosas, se podría revertir en gran medida esta situación alarmante”, concluyó el investigador del CONICET.