DE ESO SE TRATA

Por Eduardo Rivas – 45 años atrás era asesinado por un grupo de tareas de la Marina Argentina, que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada, al mando del oficial de Inteligencia Pablo García Velasco, el escritor Rodolfo Walsh, quien como el himno a Sarmiento, por ver grande a la Patria luchó ‘Con la espada, con la pluma y la palabra’.

Fue en la esquina de San Juan y Entre Ríos, en la ciudad de Buenos Aires, mientras distribuía copias de su Carta Abierta a la Junta Militar en la que mientras muchos miraban para el costado, otros callaban y también muchos eran cómplices de las atrocidades cometidas por la dictadura militar, él denunció que lo que los genocidas ‘llaman aciertos son errores, lo que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades’. Sabía de lo que hablaba, él mismo había sufrido en carne propia la persecución política y estaba en la clandestinidad (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2017/03/26/ahi-lo-guardamos-y-lo-celebramos-en-la-memoria/).

Su trayectoria y su ejemplo deben servir para analizar el rol del periodismo hoy, que dejó de ser un medio para convertirse en un fin. No hay imparcialidad en el ejercicio del periodismo, aunque muchos quieran hacer creer que son neutrales.

Esto es falso y hay que asumirlo como tal. Hoy muchos medios funcionan gracias a aportes privados y otros gracias a aportes estatales, y quien paga dicta lo que se escribe en la mayoría de los casos. En otros ni siquiera, todo se limita a copiar y pegar lo que le dan o le mandan, y cuando se quieren mostrar como originales, copian y pegan de otro lado. El ingenio no alcanza más que para buscar en Google y apretar tres teclas.

Pero el periodismo es otra cosa, es el compromiso de darle a los ciudadanos herramientas para que puedan ejercer su ciudadanía de una manera más completa y acabada, para que puedan convertirse en verdaderos sujetos políticos y no meras ratitas que van tras el flautista de turno. Y para conseguirlo es imprescindible que los ‘periodistas’ no vayan tras el flautista de turno.

Por ello es valorable cuando medios como El Debate, donde hoy publico esta columna, dé la posibilidad, y la libertad, de escribir lo que uno quiere sobre lo que uno quiere, aunque el texto se contraponga a las ideas del periódico. De eso se trata la libertad de expresión, que no solo debe proclamarse sino, fundamentalmente, ejercerse.

Eso es lo mejor que podemos hacer para homenajear la trayectoria de Walsh, su compromiso y su accionar.

Eso es lo que debemos hacer para recordarlo y tenerlo presente.

Por eso hacemos propias sus palabras de inicio de cada cable de ANCLA, la Agencia Clandestina de Noticias para contar lo que nadie contaba, para decir lo que nadie decía: ‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información’.

De eso se trata. De seguir lo que Walsh planteaba en su Carta, ser ‘fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles’.

Y en eso andamos.