Incendios forestales, construcción en zonas costeras y los efectos del extraccionismo, son algunos de los quince problemas que plantea un equipo de investigación internacional, del cual participaron dos especialistas del CONICET, sobre el impacto de las diversas actividades humanas en los ecosistemas marinos. Aseguran que en la próxima década estos efectos se intensificarán y podrían ser irreversibles.

Conocer los problemas que afectan a los ecosistemas marinos en todo el mundo es una de las acciones necesarias para aportar herramientas y soluciones tempranas en pos de lograr una adaptación al cambio climático. Además, el desarrollo de biodiversidad en los océanos y los mares es un aspecto fundamental de los tres pilares del desarrollo sostenible -económico, social y ambiental-, que mantiene el funcionamiento saludable del planeta, según la ONU.

En este marco, una investigación internacional, integrada de la cual participaron dos científicos del CONICET, analizó e identificó las principales problemáticas que afectarán a los ecosistemas marinos en la próxima década. El estudio, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, busca poner en evidencia cuestiones ambientales relacionadas con el océano que no cuentan con inversión e incentivos para su investigación, en tanto son temáticas que cobrarán un rol clave en la próxima década debido a su impacto sobre el planeta y aun más, sobre la diversidad del océano.

Entre los más destacados se encuentran los incendios forestales, el uso de dispositivos científicos para la investigación en ambientes marinos, la migración de especies acuáticas, el oscurecimiento costero, el aumento de la toxicidad de metales contaminantes debido a la acidificación de los océanos, la posible explotación de colágenos marinos de interés industrial, la extracción de litio en aguas marinas profundas y la construcción de ciudades flotantes por el ascenso del nivel del mar.

“Son temas que llamamos emergentes porque necesitamos estudiarlos y que haya financiamiento para hacerlo. Con este trabajo, queremos dar a luz estos problemas y alertar que, si no los abordamos, pueden aumentar su gravedad y prácticamente ser irreversibles en un futuro cercano. Es contribuir a prever lo que pueda ocurrir y no actuar en consecuencia, cuando puede ser tarde”, aseguró, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, Irene Schloss, investigadora del CONICET en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) y el Instituto Antártico Argentino.

Para este trabajo colaborativo internacional, la doctora en Ciencias Biológicas fue invitada, junto a otros 30 investigadores de todo el mundo, a identificar los puntos críticos que requieren visibilización. “En representación de Argentina, con Alberto Piola, investigador del CONICET en el Servicio de Hidrografía Naval, pensamos cuáles son estos temas que van a tener importancia en la próxima década, con foco en nuestra región”, mencionó la especialista.

Irene Schloss, investigadora del CONICET en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) y el Instituto Antártico Argentino.

Argentina y América Latina: entre las zonas más afectadas por la basura costera

Que el estudio haya contado con la presencia de dos argentinos no es un detalle menor: significó la posibilidad de plantear y amplificar problemáticas locales, como el oscurecimiento costero a causa de residuos sólidos urbanos que desde las ciudades o por exceso de fertilizantes, finaliza como basura en el océano e impide que llegue bien la luz para que las micro y  macroalgas puedan hacer la fotosíntesis.

“Las microalgas y macroalgas son lo que llamamos productores primarios de las redes tróficas, es decir, son la base a partir de la cual se alimenta todo el resto de la red trófica de estos organismos. Para que las plantas puedan hacer fotosíntesis, la luz les debe llegar adecuadamente. Si nosotros oscurecemos por aportes contaminantes, este proceso se ve alterado”, explicó Schloss.

“Esto desencadena varias consecuencias: respecto a la red trófica, si los organismos herbívoros que se alimentan de estas plantas marinas dispondrán o no de alimento suficiente. Pero, en paralelo, que no puedan realizar el proceso de fotosíntesis implica que se libere menos oxígeno y, por ende, se secuestre menos dióxido de carbono, algo que es primordial para contribuir de forma natural con la mitigación del cambio climático”, enfatizó la investigadora.

Futuro de la biodiversidad: especies que migran

Otro de los ítems abordados en el listado es la migración de especies en diferentes zonas del planeta. “Sí aumenta la temperatura en las zonas medias del globo, los organismos que están adaptados a temperaturas más frías tienen que ir migrando hacia el sur o hacia el norte, dependiendo del hemisferio que habiten; es decir, se moverán hacia alguno de los polos para encontrar una temperatura adecuada para su metabolismo”, afirmó Schloss.

Según la especialista, las principales zonas de conflicto para la biodiversidad se encuentran sobre los dos extremos en el Ecuador y en los polos. “El aumento de la temperatura en la línea ecuatorial, la zona costera y los trópicos es algo más reciente y están experimentando registros que nunca antes se habían tenido en cuenta en materia de estudio”.

En este sentido, continuó: “Lo grave es que llegará un momento donde las especies no van a encontrar ambientes con la temperatura adecuada, porque la temperatura global habrá aumentado y ya no será la que necesitan para sobrevivir. Las condiciones climáticas se vuelven extremas para estos organismos”.

Construcciones marinas ¿sustentables?

Hoteles flotantes, edificios autosustentables, paredes de cristal bajo el mar, son algunas de las propuestas turísticas y atractivos paradisíacos “del futuro”. Sin embargo, ¿cómo afectan estas construcciones en los cuerpos de agua? Es otro de los puntos tratados en el trabajo.

Para graficar, la bióloga señaló el caso de las aguas de los países de la península arábiga: “Es muy común ver fotos aéreas de las infraestructuras sobre el mar. Directamente son grandes ciudades y definitivamente tendrán un impacto en el ambiente”.

“Hay diversas cuestiones oceanográficas que se alteran porque afectan la circulación del agua alrededor de estas construcciones. Estamos frente a un problema que aún no es primordial en Argentina, pero se puede hacer un paralelismo con los negocios inmobiliarios en el Delta, por ejemplo”.

“Vale la pena involucrarse”

Cuando se trata de estudios internacionales, es común que se registre un déficit de investigadores de la región llamada “Sur global”, es decir, países en vías de desarrollo. “Para mí, poder representar a Argentina fue un orgullo, sí bien yo había participado en 2014 de una experiencia parecida, pero focalizada en Antártida, repetir esta modalidad para todos los ambientes costeros marinos fue realmente una muy buena experiencia”, expresó Irene.

“Haber podido de alguna manera ser portavoz de los problemas que hay acá y presentar en el listado cuestiones que tienen que ver con nuestros mares, a mí me parece una gran oportunidad”: Irene Schloss.

Por este motivo, la doctora alertó: “La participación de investigadores sudamericanos fue mucho menos representada que de otras partes del mundo, así que haber podido de alguna manera ser portavoz de los problemas que hay acá y presentar en el listado cuestiones que tienen que ver con nuestros mares, a mí me parece una gran oportunidad”.

“Yo haría un llamado a que la gente se anime a ser parte, tenemos más ideas de lo que pensamos. Muchas  veces sentimos una especie de complejo de inferioridad, que si nos invitan de instituciones internacionales como Cambridge, entre otras, no vamos a estar a la altura. La realidad es que estamos a la par, ¡tenemos recursos y gente muy capacitada en Argentina que trabaja mucho y muy bien!”, destacó la investigadora.

Schloss también mencionó que que esperan poder profundizar en cada una de las temáticas, ya manteniendo una red de contactos y colegas alrededor de todo el mundo.

Foto gentileza: Alberto Piola, investigador del CONICET en el Servicio de Hidrografía Naval, quien también participó del estudio.

Pampa Azul: preservación y gestión de los bienes marinos, como política de Estado

Schloss, a su vez, participa de Pampa Azul,  una iniciativa interministerial argentina que articula acciones de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación para proporcionar bases científicas a las políticas oceánicas nacionales.

“La aparición del programa Pampa Azul es realmente muy bueno. Permite empezar a llenar un área de vacancia con conocimientos. Es esencial porque no solamente tiene impacto en el clima, sino que al tener recursos marinos que podríamos explotar, es necesario saber hacerlo de manera sostenible, cuidando la biodiversidad, conociéndola. Esta iniciativa permite disponer de plataformas, recursos y fondos para la investigación”.

Campaña oceanográfica en Buque Puerto Deseado (Octubre 2013) | Fotos gentileza: Alberto Piola

Desde el programa, aseguran que “se busca avanzar en la investigación, desarrollo e innovación que contribuyan a la seguridad y al desarrollo social, económico y ambientalmente sostenible con foco en la innovación tecnológica, la inclusión social con perspectiva de género, la protección de los bienes naturales marinos y la integración de los entornos marinos y costeros, así como a promover la formación de capacidades en las disciplinas científicas y áreas tecnológicas afines”.

“Durante muchos años, Argentina dedicó una inversión y una importancia a las Ciencias Marinas en general muy baja, por eso sostenemos que programas como Pampa Azul para promover el estudio es esencial. Los costos no son los mismos que en otras áreas, los instrumentos son de costos elevados y contar con estas iniciativas nos aseguran tener el respaldo necesario para dar visibilidad”, aseveró Schloss.

Agustina Lima - (Agencia CTyS-UNLaM)