Se trata de la conocida ‘alegría del hogar’. Un estudio de la FAUBA determinó que esta vistosa especie vegetal sería buena remediadora de suelos contaminados con ese metal pesado, muy dañino para el ambiente y para los seres humanos.
Por: Pablo Roset
El uso de plantas para remover materiales peligrosos de los suelos es una técnica alternativa a los costosos métodos tradicionales. Para ello se suelen emplear especies vegetales hortícolas y forrajeras que, al ser comestibles, aumentan el riesgo de que los contaminantes ingresen a las redes tróficas. Por eso, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) evaluó el comportamiento de una especie ornamental, la ‘alegría del hogar’, como remediadora de suelos contaminados con plomo (Pb). Los resultados indican que tendría buena aptitud para esa función, dado que logró retener en sus raíces cantidades importantes de este metal pesado. Debaten las múltiples ventajas de emplearlas en ámbitos urbanos.
“La idea fue investigar a Impatiens walleriana como fitorremediadora de suelos contaminados con plomo. Por la bibliografía ya sabíamos que la ‘alegría del hogar’ es una especie muy bonita estéticamente y que tiene características que la harían buena para capturar metales pesados del suelo”, dijo a Sobre La
Tierra Mercedes Ramacieri, reciente egresada de la Licenciatura en Ciencias Ambientales (LiCiA-FAUBA), bajo la dirección de Johanna Chirkes, docente de la cátedra de Edafología de esa Facultad y Doctora en Ciencias Veterinarias (UBA).
Ramacieri, quien es docente en las materias Bioindicadores y Química de la Contaminación y Toxicología —ambas de la LiCiA—, comentó que si bien existe información sobre contaminación de suelos con Pb en la Argentina, resulta escasa. “Este tipo de problema ambiental suele estar asociado a fundiciones y a industrias metalúrgicas, a la existencia de basurales ilegales y también a la circulación de vehículos. Por eso es que se agudiza en torno a las grandes ciudades, y al ser el plomo un metal pesado, persiste en el ambiente mientras no se remedie el suelo”.
“En mi tesis de licenciatura realicé un experimento en condiciones controladas en un invernáculo de la Escuela de Jardinería Juan O. Hall, de la FAUBA. Cultivé plantas de alegría del hogar en macetas conteniendo un sustrato muy rico en materia orgánica. Al inicio del estudio, a cada maceta se le aplicó una dosis única plomo, a razón de 0, 500, 1000 y 1500 miligramos de plomo por litro de agua. De ahí en más, durante siete semanas sólo se regó con agua y se midió el contenido de este metal en tres partes: los órganos vegetales, el sustrato y el líquido que fluía por el fondo de cada maceta después de cada riego”, explicó Mercedes.
“Mis resultados muestran que I. walleriana puede funcionar bien como remediadora de suelos con plomo —sostuvo la docente—, ya que del total de este metal medido en las tres partes, las raíces lograron retener hasta el 46% en el tratamiento de 500 mg de plomo/L. Por su parte, el sustrato retuvo todavía más: hasta un 83% cuando se aplicaron 1000 mg de plomo/L. Por último, los líquidos lixiviados contuvieron un porcentaje mínimo, aunque significativo, hasta un 1% en el tratamiento de 1000 mg de plomo/L”.
Y añadió que el contenido de Pb que detectó en las raíces de I. walleriana fue muy elevado en relación con registrado en los órganos aéreos. “Esto significa que el plomo que absorbieron las plantas quedó retenido principalmente en las raíces. El hecho de que hubiera poco plomo en las hojas y las flores hace que la alegría del hogar sea ideal para sanear suelos con este metal pesado. De lo contrario, con la renovación de follaje y la floración, el plomo podría volver al suelo”.
Las ornamentales, con ventaja
“Lo bueno de las plantas ornamentales como fitorremediadoras es que tienen el plus de la belleza estética, que en ámbitos urbanos también ayudaría a mejorar el estado psicológico de mucha gente. Incluso, tienen ventajas respecto de las plantas que se usan tradicionalmente en remediación, como las hortalizas, el maíz, la alfalfa o la mostaza. Por un lado, no existe la posibilidad de que las personas o los animales las consuman y que luego el metal ingrese y se mueva por las redes tróficas. Por otro lado, se evitaría en el corto plazo su disposición final como residuo peligroso, algo que sí sucede con las especies tradicionales”, resaltó Ramacieri.
Según la investigadora, hay una gran variedad de plantas decorativas que pueden servir potencialmente para sanear el ambiente, desde herbáceas hasta leñosas, nativas o exóticas, más o menos tolerantes a suelos salinos, perennes o anuales, rústicas o delicadas. Inclusive, ya existen en el mercado nuevas especies transgénicas, generadas en el marco de la industria de las ornamentales. Para Mercedes, el abanico de opciones es inmenso y con un amplio panorama en términos ambientales.
“El uso de plantas vistosas para remediar suelos contaminados es una técnica conocida”, sostuvo Ramacieri, y agregó que “en el mundo, aún está en desarrollo en pequeña escala. Los países asiáticos son pioneros, pero también se está trabajando en algunos países de Latinoamérica como Colombia y Brasil. Las ornamentales poseen diferentes mecanismos de fitorremediación, por lo que es útil saber cuál se puede usar en cada situación. En este sentido, podríamos decir que nuestro trabajo abre un camino en la Argentina”.
Futuros estudios con plomo y silicio
Johanna Chirkes puntualizó que, en la actualidad, en la cátedra de Edafología de la FAUBA no se está investigando la problemática de la contaminación con metales pesados. Por esa razón, el trabajo que comenzó con Mercedes Ramacieri en el marco de la Escuela Hall —dirigida por el Ingeniero Agrónomo Ernesto Giardina— es una nueva línea que las dos investigadoras desean profundizar.
“Durante mis estudios de doctorado investigué los efectos del silicio como aliviador de distintos estreses bióticos y abióticos. Mi idea, entonces, es juntar ambas líneas: avanzar a
partir de los resultados de Mercedes e incorporar el silicio a los futuros experimentos. Nuestros planes incluyen trabajar en condiciones naturales para analizar la interacción del plomo con la materia orgánica del suelo, usando, además, plantas ornamentales nativas”, señaló Johanna.
“Necesitamos seguir generando información sólida que acompañe a la que obtuvimos trabajando con Impatiens walleriana, sobre todo teniendo en cuenta que a la alegría del hogar se la ha usado muy poco como fitorremediadora, en comparación con el geranio o la damasquina, por ejemplo. Lo único que debemos considerar es que el análisis de laboratorio para detectar plomo tiene un costo elevado, así que estamos viendo la manera de solucionar eso para poder continuar”, concluyó Chirkes.