Caetano y sus hijos: cómodos, como en casa

El cantante brasileño presentó en Madrid junto a sus hijos Moreno, Tom y Zeca “Ofertório”, dedicado a su madre. Hubo momentos conmovedores y algún aire de rutina.

Gran expectación en Las Noches del Botánico de Madrid para asistir a ese Ofertório en compañía de sus hijos: Moreno y Tom Veloso, ya con recorrido a sus espaldas, y Zeca, el menos conocido y al que se le prestaron, por tanto, más atenciones. Venían de montar su salita de estar en Valencia y harán lo propio en el Jazzaldia de San Sebastián (día 26) y Girona (día 28). Pasado, presente, futuro… En Madrid todo quedó en casa, en la de los Veloso, que no es morada cualquiera, y nadie puso ninguna pega, por mucho que las hubo.

Salieron alineados los cuatro, con un escenario minimalista y sin darnos cuenta sonaron “Alegría, alegría” y “O seu amor” y la gente se vino arriba. La balada lo impregnaba todo y sin embargo parecía que había acudido con ganas de bailar. Es lo que tiene un nombre… tan brasileño. Piezas lentas, que sudaban por los poros del tiempo, con momentos de emoción verdadera, pero previsible, lineal. Sí, hasta de una caricia se puede llegar a cansar uno.

Sorprendió y de qué manera el “Todo homem” que Zeca dedicó a su madre, la mujer de Caetano, frente al teclado; fue lo más distinto de la noche, un cuarto secreto en la casa de los Veloso, diablos, el futuro de la saga. Ni siquiera el también diferente Alexandrino de Tom Veloso fue rival, con su borrador de baile y ritmo funk: el hallazgo estuvo siempre en la voz del joven Zeca, cuya emoción vocal -con gesto castrati- se quedó dentro, muy adentro, como los buenos velosos. Lo demás fue eso, simplemente más.


 

La célebre “O leãozinho” y “Não me arrependo” llegaron hondas, quizás por mérito de las enormes canciones que de por sí son. Y así hasta el, digamos, éxtasis final: en la platea no hacía falta más que una cerilla para incendiarlo todo y ahí sonó “How beautiful could a being be”, regalo de Moreno cuando contaba 19 años, y “Força estranha” de Roberto Carlos.


 

Además de las voces, las cuerdas de las guitarras fijaron toda la personalidad sonora del recital, un recital llamado al éxito pasase lo que pasase. Porque cuando se habla de los Veloso todo queda en casa.

Fuente: Diario El Mundo