“El origen del asado de tira, como toda gran creación argentina, habría nacido desde la picardía, en Campana, Buenos Aires” empieza diciendo el matutino nacional LA NACION en una interesante nota de que le publicó a este colaborador de EL DEBATE que investigó hace años ya el origen del tradicional asado de tira.
En la factoría -desarrolla el diario LA NACION- por primera vez se trajo desde Europa una sierra para cortar las reses y los trabajadores del frigorífico, que en su mayoría veían del campo, comenzaron a fraccionar los costillares descartados en pequeñas tiras. “Se las llevaban escondidas en las cinturas, a las casas, para asarlas”, completa la historia el escritor Claudio Valerio, quien realizó una exhaustiva investigación, volcándola luego en su libro Asado de tira, publicado en 2017 y dedicado íntegramente a la costumbre de disfrutarlo.
“En el frigorífico, los descartes fueron aprovechados por los operarios: así nació nuestro asado”, asevera en su libro, que fue declarado de Interés Legislativo en Campana y agotó una edición casera de 200 ejemplares. Pronto, la obra se ha hecho de culto y muy difícil de conseguir.
LA NACION
La era del frío modificó la industrialización de la carne y el uso práctico que se le dio en nuestro país. Este frigorífico inglés, cuyos propietarios eran los hermanos George y James Grabble, fueron responsables de revolucionar la industria cárnica en el cono sur y transformar Campana.
Aún hoy, algunos hijos de trabajadores recuerdan a sus padres o abuelos llegar del frigorífico con las tiras de asado. “De alguna manera, el asado de tira es un corte urbano”, concluye el autor.