Con el frío: Repuntan las consultas por faringitis y enfermedades respiratorias ¿cómo evitarlas?

Rigen las alertas por las bajas temperaturas en varias provincias argentinas y neumonólogos del Hospital de Clínicas de la UBA estiman un aumento de más del 30% en las consultas. Remarcan la importancia de la prevención y el tratamiento a tiempo.

Los estornudos, la fiebre y el dolor de cabeza también son parte de los principales indicadores de una enfermedad respiratoria. La consulta con un especialista apenas comienzan los síntomas es muy importante”, afirma Ana Putruele, Jefa de la División Neumonología del Hospital de Clínicas (MN 55.966).

“En estas épocas del año se produce un aumento significativo de las enfermedades respiratorias. Pueden presentarse fiebre, escalofríos, dolor de garganta y tos, que son el resultado de nuestro sistema inmunitario que reacciona ante los organismos invasores. La tos es un indicador de que algo no anda bien, puede ser una tos seca o tos con flema o expectoración que, cuando es de color amarillento, indica algún tipo de infección. Otro síntoma es presentar silbidos y presión en el pecho, fatiga o dificultad para respirar. Es lo que llamamos disnea

De acuerdo a la médica, en el caso del virus que causa COVID, gracias a la vacunación, son escasos los casos y prácticamente ni se hisopan. La realidad es otra en relación a la faringitis. “Se han notificado más de 100 casos en Argentina de faringitis con mortalidad escasa pero importante en los cuadros graves. El Estreptococo Pyogenes trae dolor de garganta muy fuerte que se confunde por cualquier angina de origen viral y puede incluir alteraciones en la piel, como manchas o ampollas. Ante la presencia de síntomas, hay que hacer un hisopado para corroborar esta entidad. El tratamiento es con antibióticos”, expresa Putruele.

Con respecto a la gripe estacional, de acuerdo a la OMS se presentan a escala mundial 3 a 5 millones de casos graves y de 290.000 a 650.000 muertes al año. “No solo el frío nos enferma, sino también la exposición a los gérmenes según la estación. Los rinovirus se ven más en otoño y en primavera, mientras que la gripe más en el invierno. Algunos estudios indican que el virus de la gripe en climas más secos o de menor humedad provoca que se seque la mucosa de los ojos, de la nariz, entonces somos más susceptibles a las bacterias y a los virus ya que esto debilita nuestra primera línea de defensas”, afirma Putruele.

Por otro lado, las personas “tienden a estar más tiempo en ambientes cerrados que favorecen la transmisión de enfermedades virales o salen de ambientes muy climatizados a muy fríos, cambios térmicos que estimulan la aparición de enfermedades”, sostiene la especialista y explica que “algunos virus, como el de influenza, durante la época invernal encuentran mejores condiciones para circular, se mantienen más tiempo en el aire. El pulmón es un órgano que está muy expuesto. Respiramos 10.000 litros de aire al día. Esto más el descenso de temperaturas hacen que se dupliquen o tripliquen las posibilidades de infecciones pulmonares”. Para la prevención de la gripe, Putruele advierte que los pacientes con enfermedades respiratorias previas deberían estar vacunados al igual que los niños pequeños.

En relación a la neumonía, existen tres tipos que se ven con más frecuencia: en primer lugar, la producida por el neumococo; y luego la que afecta a pacientes inmunocomprometidos y la asociada al respirador. En cuanto a estas dos últimas, la doctora Putruele comenta que se dan en situaciones muy puntuales, donde la resistencia a los medicamentos es alta y se deben tratar con un mayor cuidado por parte de los especialistas.

“Los grupos de riesgo son los niños hasta los dos años de vida y los adultos a partir de los 55 años. La cantidad de muertes por año aumenta a partir de esa edad de forma muy significativa. Si bien la medicina avanzó mucho, todavía tenemos que pensar en la neumonía como un factor de riesgo para la salud de la población anciana”, señala Putruele, quien agrega: “Pacientes con comorbilidades, con EPOC -tercera causa de muerte en el mundo según la OMS- o con asma bronquial deberían vacunarse, tomar la medicación habitual o reforzarla. Esta es la época de reagudización de enfermedades”.

En relación a las personas con asma, una de las principales enfermedades no transmisibles que afecta a niños y adultos de acuerdo a la misma organización, “la clave está en el control de los síntomas y en la visita regular al médico especialista”, sostiene Putruele. El asma se caracteriza por la inflamación de las vías respiratorias y quienes conviven con ella sufren un impacto en su calidad de vida, tanto en su capacidad educativa y laboral como en sus momentos de esparcimiento.

La alergia a los animales, la polución del aire en las grandes ciudades, el consumo de antiinflamatorios, el ciclo menstrual en la mujer y el estrés constituyen algunas de las variables que pueden disparar la enfermedad”, sostiene Putruele, quien remarca además la importancia de seguir el tratamiento: “Cuando el paciente no se trata, su quehacer cotidiano va siendo más y más complicado. Con los tratamientos adecuados, la enfermedad es controlada y la calidad de vida de quien la padece es como la de cualquier otro”.

Desde el servicio de Neumonología del Clínicas brindan recomendaciones generales para proteger la inmunidad: abrigarse adecuadamente -”ni de más ni de menos”- e implementar las medidas preventivas aplicadas en la pandemia por COVID: uso de barbijo, ventilar ambientes, aplicarse alcohol diluido al 70% en agua en las manos, alejarse de personas que estén con síntomas y cubrirse al toser.