¿CUÁNTO DE PACIENCIA LE QUEDA AL PUEBLO ZARATEÑO?

Por Eduardo Rivas – La sociedad zarateña es, salvo excepciones muy puntuales, una sociedad poco movilizada en términos políticos, y mucho menos a partir del desdibujamiento de los partidos políticos, que se han convertido en meros instrumentos electorales que posibilitan el poder participar de elecciones, pero carecen de debate interno e incumplen el objetivo que les trazó la Constitución Nacional, ser ‘instituciones fundamentales del sistema democrático’.

En consecuencia, surgen arrestos individuales en pos de poder ser oídos en sus reclamos y que, depende de la temática que abordan, cuentan con más o menos apoyo ciudadano. Así ocurrió con el reclamo ruralista, con el pedido de transporte de los estudiantes de El Tatú y hasta con la protesta del vecino que, tras haber roto su vehículo en un pozo, fue y dejó su auto a la entrada del Palacio Municipal.

Pero la sociedad no encuentra temáticas que la involucren en pos de un objetivo común. Y no es que falten razones, lo que falta es decisión de dar el paso adelante para exigir el cumplimiento de sus derechos.

Marcelo Matzkin hizo el intento apelando a la razón que siempre movilizó a los zarateños, el bolsillo, y lo hizo reclamando ante la justicia por el incumplimiento de la ley respecto a la decisión de aumentar las tasas municipales. Fiel representante de los zarateños no protestó por el incumplimiento de la ley, que ocurrió múltiples veces en el último tiempo y que fue posible, según el caso, con su acción u omisión, lo hizo cuando dicha violación atentaba contra intereses económicos.

¿Qué más hay que esperar?

En Zárate no hay seguridad, nombran como responsable del área a un incapacitado para la materia, y no pasa nada.

En Zárate ponen en riesgo a los vecinos por el capricho de rehabilitar un tanque de agua que no funciona hace 70 años (ORC dixit) y no pasa nada. Ante esto dicen que van a archivar al proyecto y al día siguiente dicen lo contrario, y no pasa nada.

En Zárate hay pozos con calles, y no pasa nada.

En Zárate nombran a funcionarios foráneos sin formación para pagar favores, y no pasa nada.

En Zárate se gasta dinero en cuestiones totalmente superfluas, dadas las necesidades que pasan muchos zarateños, y no pasa nada.

En Zárate se utilizan fondos públicos para solventar el capricho del Intendente Municipal de tener un equipo profesional de básquet, y no pasa nada.

En Zárate se esconde el accionar gubernamental, y no pasa nada.

En Zárate muchos funcionarios tienen privilegios por el solo hecho de ser funcionarios, y no pasa nada.

En Zárate muchos funcionarios públicos violan la ley sistemáticamente, y no pasa nada.

¿Qué más hay que esperar? ¿Hasta cuándo los zarateños seguirán protestando en la cola del banco, la mesa del bar o tras una computadora?

En muchos lugares, por muchas menos razones, ya se hubieran hecho escuchar.

El Radicalismo, que ha hecho de la honradez y la honestidad de los gobernantes una bandera, ¿Seguirá tolerando esta situación con su silencio cómplice?

El Peronismo, que dice representar los intereses populares, ¿Se guardará sus principios en el bolsillo una vez más a cambio de unos carguitos municipales?

Los liberales, que promueven ciertos valores como inclaudicables, ¿Desaparecerán hasta las próximas elecciones?

La izquierda, que fomenta el internacionalismo, ¿Podrá ‘bajar’ su andamiaje teórico para modificar la realidad municipal cotidiana?

La gente de Nuevo Zárate, ¿Continuará al acecho de la presa negociando en cada mesa maquillajes de ocasión, como dijera Luis Eduardo Aute?

Dijo Juan Perón que ‘Cuando los pueblos agotan su paciencia, hacen tronar el escarmiento’, ¿Cuánto de paciencia le queda al pueblo zarateño?