Desarrollan en laboratorio un modelo de leucemia humana agresiva

El nuevo modelo ‘in vivo’, construido a partir de una célula sana, permitirá estudiar cómo se origina y evoluciona la enfermedad y buscar nuevos tratamientos.

La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es el cáncer más frecuente en los niños. Este tumor se caracteriza por el crecimiento sin control de los linfoblastos, unas células inmaduras precursoras de los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco. Su multiplicación anormal afecta a la fabricación de distintas células de la sangre, como los glóbulos rojos, plaquetas o hematíes, por ejemplo, lo que puede causar hemorragias y anemias y favorecer las infecciones; también pueden infiltrarse en los órganos y otros tejidos.

En líneas generales, existen dos grandes variedades de este mal: LLA-B y LLA-T, así denominadas por el tipo de leucocito que se ve afectado. Esta última, conocida como leucemia linfoblástica aguda de células T, supone aproximadamente entre el 10% y el 15% de las LLA pediátricas y cerca del 25% de las adultas. En esencia, se trata de un tumor agresivo que, si no se trata, avanza con rapidez. De hecho, aunque en los últimos años se ha observado que la aplicación de quimioterapia de forma intensiva mejora el pronóstico de los afectados, no es inusual que estos recaigan.


Un equipo de investigadores coordinado por María Luisa Toribio, experta del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa –organismo mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)–, ha presentado un modelo ‘in vivo’ de la enfermedad que, en el futuro, permitirá recabar información clave sobre su origen y el modo en que se desarrolla.


 

Nuevas armas contra la enfermedad

En un comunicado, estos científicos explican que para ello, partieron de una célula sana, hito biomédico que, en su opinión, ayudará a dar con terapias más eficaces. “Este modelo ha permitido identificar una proteína necesaria en los inicios de la generación de la leucemia que, además, está implicada posteriormente en su propagación”, indica Toribio. El uso de anticuerpos monoclonales –un tipo de inmunoterapia ideado para atacar a proteínas específicas de las células cancerosas– contra esa molécula, que lleva el nombre de CD44, ha mostrado que esta juega un papel relevante en las interacciones que se dan entre las mencionadas células preleucémicas y la médula ósea. Según parece, este fenómeno es esencial para que se mantenga la actividad de las células iniciadoras de la leucemia y la progresión del mal.

Fuente: Muy Interesante