El investigador y doctor en Ciencias Biológicas Diego Golombek analizó los ritmos culturales de los argentinos que llevan, en general, a dormir menos horas que el mínimo establecido para un desarrollo biológico saludable.

Diego Golombek, investigador del CONICET y doctor en Ciencias Biológicas, alertó sobre los problemas para dormir que genera el uso de pantallas led en la cama.

A contramano de los lemas de productividad que ven en el dormir tiempo perdido, en los últimos años especialistas comenzaron a desarmar este tipo de valoraciones a través de diversos estudios para tomar conciencia sobre la importancia de un proceso fisiológico fundamental para la salud.

“Argentina es noctámbula”, aseguró, en diálogo con Radio Universidad, Diego Golombek, investigador del CONICET y doctor en Ciencias Biológicas, sobre las características de una sociedad que “duerme menos del promedio internacional” establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Hay bastante consenso en que los adultos deberíamos dormir un mínimo de 7 horas por noche. Nuestro promedio de sueño nos está dando, en épocas no pandémicas, 6:30, 6:40, 6:45. El problema es que tendemos a cenar muy tarde. El prime time de la tele e, incluso, las relaciones sociales se dan hasta muy tarde, lo que lleva a que abusemos de las pantallas”, alertó en el programa De común acuerdo.

Para el investigador, “las pantallas led son la verdadera ‘luz mala’”. “Es la que le dice al reloj biológico que es de día, entonces comprimís el sueño y seguís de largo. Por eso, es importante no exponernos a ellas durante la noche, sí exponernos a luz solar durante la mañana, que es un poco la ‘nafta’ de este reloj, y tener una vida saludable, que va a conllevar un mejor sueño”, precisó el investigador.

En ese sentido, también remarcó que “no solo es importante dormir, sino dormir bien, la cantidad de horas adecuadas, en el horario adecuado y hacerlo de forma pareja entre días de semana y fines de semana”. “Eso es una cosa que tendemos a no hacer en Argentina”, advirtió.

Según varios estudios, los argentinos “duermen menos del promedio internacional” establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Jet Lag social

En el marco del proyecto Cronos Argentina, donde se estudian las condiciones de sueño de las personas a través de encuestas provenientes de todo el país, Golombek y otros investigadores analizan el llamado “Jet Lag social””.

Se trata de una desincronización, como la que se produce cuando se viaja a lugares con mucha diferencia horaria, pero en el reloj biológico. “Eso mismo que nos puede pasar cuando tomamos vuelos trasmeridianos a Europa o Asia puede pasar sin moverte de tu casa, por el horario que te impone tu trabajo, la escuela o la universidad, es un desfasaje de nuestro horario ideal”, explicó.

Según el doctor en Ciencias Biológicas, en Argentina este fenómeno afecta varias horas del sueño, particularmente, en adolescentes, pero también en una porción de adultos. “Dos o tres horas de jet lag social es mucho. Uno no puede controlar el trabajo o el estudio, pero sí puede separar la cena del momento de dormir, optar por algo analógico –un libro sería ideal-, tener luz indirecta o tomar una ducha nocturna para bajar la temperatura del cuerpo. Son todos tips que te pueden dar los médicos para lo que se llama una buena higiene del sueño”, concluyó.

Agencia CTyS-UNLaM