EL DICTADOR DELIBERATIVO

Por Eduardo Rivas – Comencemos por el final y sepamos que, como dice el dicho, aunque al mono lo vistan de seda, mono queda… con perdón de los monos. Cuando Leandro Matilla llegó al Concejo Deliberante lo hizo en nombre de recuperar una institucionalidad que en su criterio, y en el de aquellos que acompañaron su nominación, se había perdido bajo la Presidencia de Aldo Morino, a quien el propio Matilla describió como carente de iniciativa propia y dispuesto a ceder a los pedidos del Ejecutivo.

Poco le duró la iniciativa a Matilla, y como dijéramos oportunamente, ‘¿Y si lo que pasó es todo una puesta en escena para vaciar el Concejo Deliberante y gobernar con una fuerte impronta ejecutiva de cara a los comicios de 2023? ¿Y si los que se pelean en realidad se están reproduciendo? […] la mayoría cree que lo que aconteció en el Concejo Deliberante es una derrota para Osvaldo Cáffaro. Nosotros nos planteamos ¿Y si no fuera así y él es parte de una negociación en otros ámbitos y gana aun pareciendo perder?’

Nuevo Zárate fue muy crítico del accionar del PJ… e incluso periodistas a sueldo promocionan en los medios, que curiosamente ayer no tuvieron el mismo nivel de cobertura que supieron tener cuando fue el recambio de autoridades, para mostrarle a los vecinos lo que ocurre, que hay una pelea a muerte… pero no todo es lo que parece y el peronismo volvió a responder con un viejo adagio peronista, mejor que decir es hacer. ¿Y qué hizo? Lo de siempre, lo que niegan en las palabras pero avalan en los hechos, ser cómplices de Osvaldo Cáffaro y su gobierno. La semana anterior apañaron que no se sepa quién es el responsable de la Secretaría de Salud municipal, entre muchas otras cosas que apañaron porque todos sus votos fueron con el resto de los bloques caffaristas, salvo Juntos.

Fueron tantas las cosas que pasaron en la segunda sesión extraordinaria realizada el pasado jueves que para no olvidarnos de nada iremos de manera cronológica.

Comenzó, como presumíamos, 58 minutos después de la citación del Secretario del Cuerpo y con un vecino que no era concejal sentado en una banca. ¿Cómo es eso? ¿Cualquier vecino puede ir y sentarse en el recinto durante una sesión? Al parecer sí, será cuestión de probar a ver si podemos sentarnos en alguna sesión.

Lo curioso es que el presidente del Cuerpo, Leandro Matilla decidió violar la ley y echar al concejal Mauricio González, quien como dijéramos días atrás era a quien le correspondía reemplazar a la vacunada VIP Lilian Burroni, en lugar de la usurpadora Tania Caputo. La sesión de ayer es, a todas luces, ilegal, puesto que tomó parte de la misma una vecina que no cumple con los requisitos para poder ejercer como concejal. ¿Algún concejal asumirá la responsabilidad de denunciarlo ante la Justicia? ¿O avalarán homogéneamente la mentira y la violación consuetudinaria de normas?

Marcelo Matzkin esbozó una crítica al inicio de la sesión, aunque luego se contradijo prestándose a la farsa de sesionar con una usurpadora en el recinto. ¿Llevará sus dichos a los hechos tal como debe hacerse, es decir una pronunciación judicial, o se quedará solo en el discurso? ¿Norberto Toncovich, que tiempo atrás aseguró en una sesión que estaba realizando consultas respecto a la legalidad de un reemplazo en medio de una sesión, consultas que por cierto nunca tuvieron respuestas públicas, consultará esta cuestión también o hará como que nada pasa?

Ante la indicación de Matilla, González se paró, juntó sus petates, y comenzó a irse chiflando bajito hasta que desde el fondo de la grada le gritaron ‘¡Mauricio, no!’ (¿Fue Rodrigo García Otero quien gritó?), y entonces volvió sobre sus pasos exponiendo, al menos, dos cosas. La primera que él no hace lo que quiere sino lo que le dictan, puesto que primero se iba pero ante el grito se quedó, y cuando lo volvieron a echar finalmente se fue. La segunda lo endeble de sus convicciones, ya que si estaba convencido de lo que estaba haciendo debería haber exigido que lo retiraran con la fuerza pública por querer cumplir con la ley y no la flagrante violación de la misma que practicaba Matilla, no irse ante una orden ilegal.

Lo curioso del caso es que, como después lo reconoció en una entrevista que le realizara el portal Mirá Zárate, la ley electoral no se reformó y avalaba el planteo de González, tal como lo expusimosque había resoluciones judiciales en favor de este criterio y en contrario aunque, siempre según el planteo de Matilla, sin sentencia firme ninguna de ellas. Sin embargo, argumentando que ‘hay que tomar una decisión rápida’ se erige en juez e interpreta la ley. Vergonzoso. Y es abogado Matilla… si le interesa interpretar la ley, en lugar de escribirla, renuncie e inscríbase para la carrera judicial. Mientras tanto limítese a hacer lo que le corresponde, que bastante mal lo hace.

Pasada esta situación, donde cada uno hizo su marca de golpe… pero sin golpear, continuó la sesión.

Curiosamente no estaban presentes ninguno de los monobloques renovadores, quienes parecen poco adeptos al trabajo legislativo local, en especial Marcelo Torres, puesto que son muchas las veces que no concurre a trabajar, aunque en medio de la sesión llegó Micaela Morán quien guardó un llamativo e inoportuno silencio, al igual que las dos concejales del justicialismo, durante todo el cónclave.

Y entonces se pasó al meollo de la sesión, la interpelación del Secretario de Servicios Públicos Municipal Dn. Alejandro Cimiotta, quien pese a haber sido citado para comparecer ante el Concejo Deliberante, decidió violar la Ley Orgánica de Municipalidades, que en el punto 7 del artículo 108 que establece que ‘Constituyen atribuciones y deberes en general del Departamento Ejecutivo: 7.- (Texto según Ley 11024) Concurrir personalmente, o por intermedio del secretario o secretarios de la intendencia, a las Sesiones del Concejo cuando lo juzgue oportuno, o sea llamado por Decreto del Cuerpo, con una antelación de cinco (5) días para suministrar informes. El Intendente podrá tomar parte en los debates, pero no votar.

La falta de concurrencia del Intendente ó Secretarios cuando haya sido requerida su presencia por Decreto, o la negativa de ellos a suministrar la información solicitada por dicho Cuerpo, será considerada falta grave.’

La ley es clara, comparecer y brindar información son dos conceptos diferentes, y Cimiotta fue citado a comparecer. Cimiotta debería haber ido como fue el miércoles a ver a Zárate Basket, donde también estuvo orando por el triunfo el Subsecretario de Seguridad Gustavo Maidana en lugar de estar trabajando por la seguridad de los zarateños, para hacerle la claque al intendente en su capricho personal y ver como se derrochan los fondos públicos, algo de lo que él personalmente conoce y mucho, pero expuso que ese jueves justo tenía una reunión en La Plata con funcionarios provinciales para no respetar la ley. Típico accionar del frente de Todos, poner excusas para violar la ley.

Lo tragicómico es que mientras Matzkin reclamaba por esta situación, desde una grada con presencia de muchos funcionarios municipales y amparado en el anonimato, exigían explicaciones del accionar de terceros vecinos que no pueden explicar su propio accionar. Ya se sabe, el cuentito de la paja en el ojo ajeno…

El accionar de Cimiotta no es nuevo, es un eslabón más en la decisión del Ejecutivo local de despreciar a los ciudadanos y sus representantes esgrimiendo cualquier excusa para no comparecer ante el Concejo Deliberante. Lo hicieron Maidana y Allemann y ahora lo hace Cimiotta, quien esgrimió como excusa el tener reuniones en La Plata. En horas de la tarde se supo que las mentadas reuniones eran en Vialidad provincial. Lo que no queda claro es por qué participó Cimiotta si su área no tiene incumbencia en la cuestión y quien debiera hacerlo es el Secretario de Desarrollo Territorial e Infraestructura de quien depende, según el organigrama aprobado en diciembre pasado, la Dirección de Obras Públicas.

Pero cuando creíamos haber visto todo, nos encontramos con que faltaba ‘lo mejor’, que estrictamente era lo peor. Si algo le faltaba a Matilla para erigirse como dictador legislativo (porque así como existe la figura de la monarquía parlamentaria, conceptos que por definición no son compatibles y que se los compatibiliza para contentar a más gente, Zárate le aporta a la ciencia política mundial el concepto de dictadura legislativa), fue clausurar el Concejo Deliberante como oportunamente lo hiciera Aldo Morino en una acción que él mismo criticó.

Así como Aldo Morino no tenía autoridad para ‘desconvocar’ una sesión, Matilla no tiene autoridad para impedir la votación de una moción. Y encima para hacerlo, lo hace violando el punto 2 del artículo 83 de la Ley Orgánica de Municipalidades que reza que el Presidente del Concejo ‘Para hacer uso de la palabra deberá abandonar la Presidencia y ocupar una banca de concejal’… realidad que ningún concejal exige se cumpla. Matilla habla de lo que quiere, cuándo quiere y de donde quiera y a nadie le llama la atención y todos se convierten en sus cómplices para el incumplimiento sistemático de las normas.
Queda claro, así ha quedado demostrado en poco tiempo, que Leandro Matilla no tiene autoridad moral para presidir el Concejo Deliberante, y que si sigue en su puesto es porque el desplazamiento de Morino no fue más que un ‘golpe palaciego’ para cambiar algo y que nada cambie.

Matzkin mocionó la necesidad de fijar una nueva fecha para la concurrencia del funcionario infractor y el Presidente del Concejo afirmó que eso no era tema de la sesión sino que debía tratarse en una sesión ordinaria. Es el mismo presidente que ante la ausencia de Cimiotta decidió leer una nota, enviada por el Secretario ausente, con los argumentos de la ausencia cuando, siguiendo su falaz argumento, se debiera haber limitado a anunciar la incomparecencia y posponer la lectura de la nota para la próxima sesión ordinaria.

Impidió que los concejales voten la moción presentada pese a que el artículo 42 del Reglamento Interno del propio Concejo Deliberante establece que ‘Cuando se hiciere alguna moción de orden para cerrar el debate ó cuando no hubiese ningún Concejal que tome la palabra, el Presidente pondrá a votación el proyecto, Artículo o punto en discusión.’
Tres horas después de finalizada la sesión aún no se puede ver en cuenta oficial del Concejo Deliberante el video de la sesión que se transmitió en esta dirección, algo curioso porque el Secretario Administrativo del Cuerpo, José Luis Silvestrín, el mismo que firmó el Decreto ilegal refrendado por Vanesa Palermo y que se saldó con un pedido de disculpas, hizo prácticas del funcionamiento de la plataforma durante los días previos. ¿Estarían tuneando el video como hicieron con la sesión desarrollada en Lima la semana anterior?

La degradación a la que han llevado al Concejo Deliberante los veinte concejales parece no tener fin. Cuando uno cree que no se puede caer más, siempre se cae más profundo y no encontramos el fin del pozo que nos ayude a impulsarnos para volver a subir.
Nos preguntábamos ayer ‘¿Esta es la institucionalidad que se pretendía recuperar con el recambio de autoridades o lo que se buscaba era un refresh que descomprimiera una situación insostenible y cambiar algo para que nada cambie?’ y afirmábamos que es ‘Difícil creer en el discurso cuando los hechos demuestran lo contrario de lo que se enuncia. El Frente de Todos bastardea las instituciones, el Frente de Todos bastardea a los zarateños… una vez más.’

Lo habíamos dicho por el reemplazo de Mauricio González, hoy lamentablemente debemos sumar la ausencia deliberada de Cimiotta y la negación de la posibilidad de votar la moción presentada por un concejal, sólo le faltó decir a Matilla que ‘las urnas están bien guardadas’… al fin de cuentas guardó la posibilidad de que los concejales votaran de acuerdo a como lo fija el Reglamento Interno del HCD. ¿Habrá brindado con un scotch al terminar su día?

Los concejales opositores debieran haber mocionado, habiendo escuchado a Matilla, que el Cuerpo decidiera soberanamente si estaba dispuesto a funcionar de manera democrática o autocrática, si estaba dispuesto a cumplir con el Reglamento o a ignorarlo, si estaba dispuesto a cumplir la ley o a violarla. No son momentos de tibios ni de tiempistas, ‘En política, como en todo, se hace lo que se debe’.

Como dice Quintín Cabrera, ‘no hay diferencia entre falda y pantalones.

Para tirar adelante en esta vida da lo mismo ovarios que cojones.’ El problema es quienes deben demostrar tenerlos no lo hacen y todos andan desnudos como el rey de Hans Christian Andersen.