Por Daniel Armando Vogel – Hola buen día, buen domingo. El invierno definitivamente ya se instaló sin pedir permiso. Las temperaturas caen, el viento se endurece y el calendario, terco, nos recuerda que hemos entrado en la estación más cruda del año. La alerta amarilla que rige hoy para nuestra región no solo advierte sobre el clima: parece también una metáfora del país. Hay que estar atentos.
Hace pocas horas honrábamos al general Manuel Belgrano, en un nuevo aniversario de su muerte. En Zárate, como en muchas otras localidades, chicos de escuelas primarias y cadetes de Prefectura Naval, juraron lealtad a la bandera. Esa insignia celeste y blanca que flamea, no solo como símbolo, sino como espejo de nuestras contradicciones.
Belgrano murió pobre, pagando sus últimos honorarios médicos con el único bien que le quedaba: un reloj. Hoy, su legado de patriotismo se ve lejano frente a una dirigencia que —en demasiados casos— convirtió la función pública en beneficio personal. No es un secreto: políticos condenados por corrupción, riquezas inexplicables y una ciudadanía cada vez más empobrecida.
La condena que comenzó a cumplir esta semana una expresidente y exvicepresidente, entre tantos otros cargos públicos que ostentó, sacudió otra vez la ya resquebrajada conciencia nacional. El fallo de seis años de prisión domiciliaria por corrupción generó reacciones tan opuestas como previsibles. Y reavivó la grieta. Algunos hablan del ocaso de una figura histórica del kirchnerismo. Otros, del inicio de una persecución. Lo cierto es que, más allá de los posicionamientos, nos avergüenza —o debería avergonzarnos— haber llegado al punto de tener que condenar a una presidente.
Mientras tanto, el mundo gira con sus propias tormentas. En Medio Oriente, se tensan las cuerdas entre Israel e Irán. Los tambores de guerra suenan cada vez más fuerte, y potencias como Estados Unidos, Rusia y China observan con el dedo en el gatillo diplomático. Las bombas, los drones, los misiles nos recuerdan que la barbarie no pasa de moda.
Y como si el planeta necesitara respirar, en paralelo, se juega la primera Copa Mundial de Clubes en Estados Unidos, con una intensidad mediática cercana a la de un Mundial de selecciones. River y Boca sueñan —o intentan— con avanzar a octavos. Messi, mientras tanto, ya cuenta los días para lo que podría ser su última cita mundialista en 2026.
En medio de estas postales —algunas épicas, otras tristes, otras simplemente absurdas— nos toca a nosotros abrigarnos. Literal y simbólicamente. Porque este domingo traerá ráfagas de viento de hasta 85 km/h, una amenaza con aguanieve y recuerda que lo frágil no siempre está en el cielo: también en lo que callamos.
Que pasen un buen domingo.
AL QUE LE QUEPA EL SAYO…