Fernanda Beigel, socióloga del CONICET integrará el comité junto con otros 3 delegados de la región latinoamericana con el objetivo de garantizar el acceso inmediato a la ciencia para toda la humanidad.
Este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) resolvió la creación del Comité Consultivo de Ciencia Abierta (AOC, por sus siglas en inglés) que estará integrado por 24 representantes de cada una de las 6 regiones que componen la UNESCO. Fernanda Beigel, investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA) fue designada como representante de la región latinoamericana junto a delegados de Brasil, Venezuela y Uruguay.
Se trata de un comité que trabajará en la elaboración de una recomendación de la UNESCO para la democratización de la ciencia, inspirado en la noción de la ciencia como derecho humano. La comisión de expertos nace a raíz de una petición elaborada por los 193 Estados Miembros en la 40ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO para la creación de un instrumento normativo internacional sobre ciencia abierta.
Beigel explica que existe una contradicción entre el ecosistema de comunicación genuino de los científicos y la comercialización de las industrias editoriales y en el contexto de una pandemia ha quedado en evidencia la necesidad de un nuevo sistema con acceso abierto. “Las grandes editoriales comercializan revistas científicas o libros y generan bases de datos cerradas. Mientras cobran una suscripción y cifras millonarias a las universidades o a los Estados para poder acceder a esas bases de datos, en realidad los científicos producimos sin ningún fin de lucro. El proyecto de ciencia abierta va dirigido directamente al corazón de esa industria donde vamos a salir ganando los científicos porque a nosotros no nos interesa el lucro”, declara la investigadora.
El camino que comienzan a recorrer los expertos de la UNESCO tiene un notorio antecedente en América Latina, impulsado por la propia comunidad científica y gestionado por las universidades nacionales y los organismos públicos de ciencia y tecnología. Una región que cuenta con una larga tradición intelectual y que ha sentado las bases de la próxima recomendación de la UNESCO desde finales de la década de 1990 con el movimiento de acceso abierto.
“La trampa está en la industria del prestigio, porque seguimos pensando que publicar un artículo en Scopus es la única forma de lograr impacto. Y sin embargo, ese artículo es inaccesible para grandes sectores del mundo científico y, por supuesto, para mayores audiencias. Es un cambio muy grande, es volver a priorizar la calidad de la investigación y la conversación universal de la ciencia”, sostiene Beigel. Y agrega: “ Es una transición que se viene discutiendo en las comunidades científicas hace varios años acerca de la necesidad de pasar de los circuitos cerrados a una interacción cada vez más activa de la ciencia con las necesidades sociales”.
Frente a su inclusión en este proceso de cambio en el sistema internacional que podría mostrar avances para finales del 2021, Fernanda Beigel se mostró emocionada: “Con el equipo que dirijo hemos tenido la posibilidad de intervenir en políticas científicas de nivel local o nacional, pero ahora poder hacer una intervención en un proceso mundial que es el camino a la ciencia abierta nos llena de entusiasmo. Aún más en este momento de pandemia donde es más claramente nocivo la mercantilización de la ciencia, porque estamos dependiendo de ella para la supervivencia”.
La comisión de expertos que buscará romper las barreras comerciales de la industria editorial para el libre acceso al conocimiento científico, ha comenzado con una encuesta en línea dirigida a investigadores, hacedores de políticas científicas y editores, con el objetivo de recolectar insumos y opiniones sobre la ciencia abierta, especialmente durante la pandemia del COVID-19. La recomendación será discutida en la próxima Conferencia General de la UNESCO prevista para fines de 2021.